Revista Stellium

Hiedra, enlazadora persistente

por Valeria Correia Nobre

Sube la yedra con el olmo asida
y en otra parte con la vid ligado;
ellas reciben de su arrimo vida
y él de sus hojas ornamento amado.
Francisco de la Torre (1)

hiedraCuando vivimos el equinoccio de otoño en el Hemisferio Norte y primavera en el Hemisferio Sur es cuando el Sol comienza a transitar el signo de Libra, del elemento Aire. El grado cero de este signo cardinal aporta a la Humanidad un destello de comprensión de que la vida humana requiere de la unidad entre el cielo y la tierra, entre lo espiritual y lo material, lo individual y lo colectivo. De modo que se equilibren las polaridades, promoviendo una ascensión en la espiral evolutiva. La integración de aquello que es ajeno y que requiere ser asimilado en nosotros es natural al signo de Libra en su estado más puro. Vivenciar la dualidad como una evolución a la totalidad.

El equinoccio del mes de septiembre correspondía en la antigüedad a una fecha de festividades de origen agrario. Dionisio acompañaba a Deméter, diosa del trigo, y a Atenea, diosa de la oliva y el aceite. Juntos componían el gran panteón estacional. El culto a Dionisio era central en la Antigua Roma cuando se celebraba la cosecha de la vid. Para los antiguos este era el dios de la vegetación y la inmortalidad, de la resistencia y de la regeneración de la vida. El equinoccio de otoño era el tiempo de honrar a los árboles mediante libaciones, y bendecir los frutos de las segundas cosechas que incluían a la vid y las frutas de invierno tales como las nueces y las castañas.

Cuando la noche y el día se equilibran y el inminente frío promete la muerte de la divinidad solar es el tiempo de agradecer los dones recibidos y festejar las cosechas que ha dejado tras su paso el buen tiempo del verano. La Tierra ha fructificado respondiendo al Cielo en una comunión que nutre a todos los seres.

Desde su aparición en el mundo, Dionisio padece numerosos peligros que ponen en riesgo su vida. El fuego de Zeus consume la vida de su madre, Sémele. Gea interpone una fresca y verde pared de hiedra entre ese fuego abrasador del dios del cielo y el cuerpo del feto en el vientre materno de Sémele. Y así, Dionisio quedará siempre asociado a la imagen de la hiedra. Más tarde, con el fin de evitar que se cumplan las amenazas de la celosa Hera, su padre le encomienda a Hermes para que lleve al pequeño a una remota zona montañosa en donde quedará al cuidado de la ninfa Nisa y sus hermanas las Nisíades. Es así que transcurre su crecimiento con una corona de hiedra en su cabeza ignorando su origen y su pasado.

Dionisio representa la humanidad ligada al cielo y a la tierra. Hijo de un dios y una mujer corriente encarna el milagro de la vida. Su atributo es el tirso: una vara de madera forrada con ramas de hiedra y vid, rematada con una piña, símbolo de lo sagrado, la visión mayor y el conocimiento de lo divino. El tirso, también llamado Narthex, representa la alegría de la recolección de los frutos del trabajo. Todo en este emblema sugiere vitalidad, fructificación, milagro pródigo y generoso que encarna una promesa de resurrección del dios solar. En este dios se consuma un matrimonio que da a la humanidad la esperanza de un nuevo nacimiento de la semilla divina en la materia terrena. El mito dionisiaco nos enfrenta al misterio de la vida. Es cuando se percibe el alejamiento del dios solar, el arribo de la temporada de frío y las dificultades cuando más necesitamos estar en contacto con nuestra semilla divina.

arbosDesde esta concepción, en el grado cero de Libra, la hiedra reverbera con su significado evolutivo. Siendo para las culturas antiguas un portal entre el mundo de los dioses y los hombres, indica ese punto en el espacio-tiempo en el que ambos universos se enlazan y equilibran. La hiedra (Hedera hélix) es una planta trepadora y perenne de tallos leñosos que suele adherirse a un soporte (árboles o muros) mediante unas pequeñas ventosas. Su crecimiento en forma de espiral se asocia con el camino del aprendizaje vital. Sus flores son alimento tardío de abejas y otros insectos pues perduran durante todo el otoño. El color verde intenso de sus hojas nos recuerda la fuerza de la vida. Esta planta mágica resuena con el arquetipo de Libra. El amor y la amistad como punto evolutivo se enredan tal como trenzaban la vid con la hiedra las jóvenes en las montañas. La hiedra ha sido a lo largo de la historia símbolo de fidelidad matrimonial, de amor carnal, de dependencia, de virtud. En la antigua Inglaterra se utilizaba para realizar rituales de fertilidad y matrimonio en combinación con el acebo.

Representa el triunfo frente a las injusticias, pero sobre todo se abraza enamorada de la vida en su persistencia frente a todos los infortunios. La hiedra nos da un mensaje claro y contundente: hemos de sobrevivir, renacer y evolucionar entrelazados a otros que, aunque diferentes, nos dan soporte y colaboran en el aumento progresivo y permanente de la comprensión de nuestro sentido álmico.

Publicado por: Revista Stellium, Sep. 2021.

Referencia:
(1) Francisco de la Torre, ‘Égloga I’, en Poesía completa, ed. de María Luisa Cerrón Puga (Madrid: Cátedra, 1984), p. 220.

Autora:
Valeria Correia NobreValeria Correia Nobre nació en 1968 en la ciudad de Buenos Aires. Heredó de sus ancestros el interés por los lenguajes simbólicos y el poder de la naturaleza. Astróloga desde hace más de veinticinco años, se formó en diversas disciplinas. La fitoterapia, la botánica, el sistema floral del Dr. de Bach, el tarot, las runas son algunas de las prácticas que integró a su trabajo terapéutico. Vivió los últimos quince años a los pies del Sagrado Cerro Uritorco, Capilla del Monte, provincia de Córdoba y allí realizó un profundo trabajo espiritual descifrando diversos códigos esotéricos de la ciudad etérica de Erks. Actualmente vive en España y brinda consulta, guía y servicio en los procesos de cambio y evolución de la conciencia en forma presencial o a distancia.
vcorreianobre@hotmail.com
FB. melodijovenus
IG. @melodijovenus
melodijovenus.blogspot.com

Imágenes:
Hiedra: Flor Saurina, via Unsplash
Arbos: Anton Darius, via Unsplash

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