El Árbol Sagrado, Arquetipo simbólico
por Valeria Correia Nobre
Los antiguos conectaban con los ritmos de la naturaleza.
Tanto los que observaban en el cielo como en la Tierra. Entendían que de
estos ritmos y su relación nacen todas las cosas, que se embeben de un
tono vibratorio singular que distingue a unas de otras.
Nuestros ancestros percibían su mundo de un modo completo e íntegro. La vida espiritual, la nutrición, la salud, los vínculos personales y sociales, los mitos y la realidad tejían una malla compuesta de plantas, ritmos planetarios e historias. La vida del ser humano se desarrollaba dentro de un espacio que no era de su propiedad, sino que su existencia y desarrollo formaban parte de un vasto escenario en el cual resultaba fácil sentir el poder de la naturaleza. La naturaleza era la soberana de este mundo en el que orbitaban las leyendas y los saberes tradicionales que hoy recogemos de a fragmentos.
La astrología fue y todavía es para muchos un saber sagrado. Base fundamental de la actividad científica e integrada a la fitoterapia y la botánica como herramienta de la práctica médica. Estos elementos constituían el vademécum del chamán, sacerdote o druida. En el cielo el movimiento de planetas y cometas marcaban un ritmo que constituía un ensamble con animales y plantas considerados sagrados. El movimiento de los cuerpos celestes y las doce constelaciones del Zodíaco reflejan una analogía con la vida animal, vegetal y mineral de nuestro mundo.
Esta organización simbólica construye un conocimiento en el que diversas arbustos y especies arbóreas son portadoras de símbolos y mensajes y de dioses y planetas. En la actualidad los vestigios de esta magia botánica los conocemos con el nombre de fitoterapia (del griego fyton, 'planta', 'vegetal' y therapeia, 'terapia')
Las generaciones que precedieron a nuestra actual civilización sabían algo que hemos olvidado como colectivo: la vida es con el bosque. La vida es a partir de la interacción respetuosa con el bosque. El reino vegetal era entonces existencia sacra. El árbol era un eje vertical que conectaba cielo y tierra, el Axis Mundi que representa en la conciencia la alegoría de la trinidad y la compensación de las tres dimensiones por medio de la figura arbórea. El bajo mundo en sus raíces, la dimensión terrestre en su tronco y la copa con sus ramas, la alegoría del reino celestial y territorio de la divinidad.
Buscar la conexión entre árboles, dioses y planetas en la mitología clásica puede convertirse en una misión imposible para cualquiera que pretenda hallar un relato lineal. Las mitologías clásicas de Roma y Grecia se remontan a la mitología de la antigua Sumeria y se filtran en la mitología celta para dar como resultado un conocimiento con cientos de puntas de flecha y direcciones a las que podemos dirigir nuestra atención pero que llevarán a cruzarnos con líneas de información confusa e incluso contradictoria.
Este viaje en el tiempo y el espacio de los mitos fue quizás
consecuencia de la necesidad migratoria de grupos paganos cuando el
Imperio Romano tomó como religión oficial al cristianismo. Es por ello
que en relación a los árboles sagrados hay muchas diferencias de opinión
en la correspondencia astrológica de cada especie, pero lo que no difiere
de una a otra narrativa mitológica es quiénes ocupan una entidad sacra
dentro del reino vegetal.
Para el entendido en botánica y herboristería existen algunas
características de correspondencia astrológica que guardan cierta
coherencia energética pero que de ningún modo sacralizan a las especies
que poseen dicha naturaleza. A Aries, por ejemplo, le corresponderían las
especies de naturaleza acre en el sabor, las flores de tonos amarillentos
y rojizos, con frutos redondeados, con formas similares a órganos
situados en el rostro (ojos, lenguas, narices), los tallos débiles y la
fuerza en la flor y el fruto. A Escorpio, en cambio, refieren las plantas
calientes y húmedas, de hojas y tallos lechosos, de olor fuerte e incluso
desagradable y flores y frutos con formas que recuerdan a órganos
sexuales.
En la herboristería astrológica existe un sentido que refiere a forma, color, olor, sabor, terreno y clima predilectos de cada planta medicinal que va a colaborar en la sanación de sintomatología asociada a determinados signos del zodíaco. De estas asociaciones se valía el antiguo sacerdote o chamán para prescribir sus medicinas de acuerdo a la naturaleza cósmica del paciente y su padecimiento. Todavía hoy lo hacen muchos naturópatas.
Pero la sacralidad arbórea, si bien toma contacto con esta finalidad medicinal, tiene sus propios motivos y asociaciones. El árbol es el origen de lo fecundo y nutricio. La relación entre lo femenino y el concepto de la vida encuentra en la figura del árbol la expresión de un simbolismo central. La “gran diosa” es dadora y fuente inagotable de la vida sobre Gaia.
El árbol expresa las tres dimensiones espacio-tiempo-vida en su regeneración eterna. Los árboles sagrados son numerosos y numerosas son sus asociaciones y funciones en la psiquis colectiva. Todavía en la actualidad persisten los rituales o prejuicios que acompañan sin saberlo estas narrativas. El roble y su hermana la encina, el fresno, el nogal, la higuera, el sauce, el tejo, el ciprés y otras muchas especies arbustivas y arbóreas contienen una energía mágica, una historia y una función en la cosmovisión del hombre antiguo y del mago actual.
El olmo de Mercurio, el manzano y el abedul de Venus, el fresno de Júpiter, la encina del Sol, el roble de Marte, el ciprés de Saturno, son algunos ejemplos de las correspondencias que se encuentran en contradicción de acuerdo al fragmento mitológico del que nos valgamos para sostener una u otra faceta de la naturaleza astrológica, mitológica o botánica del vínculo.
Como ejemplo podemos citar un árbol conocido por sus frutos en todos los continentes, el nogal. En la mitología romana el nogal fue consagrado a Proserpina, nombre romano de la diosa griega Perséfone, esposa de Hades, dios del Inframundo. Sin embargo también tiene su correspondencia con Júpiter. Su nombre científico es Juglans Regia, que podría traducirse como “bellota real de Júpiter”, derivado del latín, compuesto por iovis (Júpiter), glans (bellota) y regia (real). Júpiter y Plutón son dos correspondencias planetarias coherentes de este árbol tomando en cuenta todas sus dimensiones desde el punto de vista astrológico.
Este árbol era concebido como dueño del poder maligno de entenebrecer las aguas subterráneas que circulaban bajo sus raíces y de dañar con su sombra los frutos del huerto, así como la salud de aquellos que descansaban bajo su tupido follaje. También se creía el lugar preferido de las brujas para llevar a cabo sus aquelarres. Continuando con la energía plutoniana del nogal se puede agregar la creencia druídica de considerarlo el lugar propicio para desarrollar la intuición mediante la meditación, recibir mensajes del más allá y revelaciones de ancestros y dioses. Bajo la sombra del nogal también era el lugar donde Hermes se sentaba a meditar cuando buscaba su expansión creativa y otros procesos intelectuales, dimensión propia de Júpiter.
Este árbol contiene una naturaleza mitológica que llama a
pensar en la vida después de la muerte. La nuez asociada con la primavera
y el retorno de la vida da este doble sentido de muerte y resurrección.
Su fruto mantiene lo nutricio oculto tras una inicial cáscara que ha de
pudrirse y convertirse en una sustancia negra y pegajosa antes de asomar
la cáscara de madera joven que protege la esencia y semilla.
En el sistema curativo de flores del médico inglés Dr. Bach, quien realizó una clasificación de diversas flores y su poder de sanación psíquica, Walnut, la flor del nogal, es la indicada en procesos de resurrección. La salud que vuelve tras la enfermedad, el paso de la infancia a la adolescencia, la llegada de la menopausia, los duelos, las migraciones y las mudanzas. Todos procesos que suponen una muerte que da paso a una nueva dimensión de la vida, la resurrección, son sanados con la flor de este árbol. Walnut también es indicada frente al sentimiento de vivir bajo el influjo de un “hechizo”, incluso del embrujo que producen factores kármicos o ancestrales y plantean un bloqueo que impide atravesar un velo y crecer. Un proceso que puede asociarse fácilmente con los tránsitos de Plutón sobre los puntos importantes de nuestra carta natal.
Así como el nogal representa múltiples arquetipos, también los restantes árboles sagrados se proyectan en la psiquis colectiva desde tiempos remotos de modo que el contacto con su energía integra el concepto de divinidad. De hecho, dentro de la mitología, numerosas especies vegetales son fruto del amor apasionado entre Zeus y distintas mujeres, diosas y semidiosas.
Los primeros templos de la humanidad fueron los bosques y cuando los humanos comenzaron a construir templos no olvidaron los bosques y plantaron árboles en abundancia alrededor para continuar conectado a la vibrante energía de estas entidades sabias que habilitan la comunicación entre todos los reinos de la naturaleza. Los bosques fueron refugio de los perseguidos, de magos y brujas. En la antigüedad cortar un árbol era un sacrilegio digno de castigo por parte de los dioses. Incluso era peligroso dañar sus ramas, alegoría del enlace perfecto entre todas las cosas.
Con el correr de los siglos, la humanidad ha olvidado tanto que hoy se enfrenta a ignorar los efectos de su propia magia destruyendo su mundo como si se tratara de un juego de niños.
Publicado por: Revista Stellium, Sep. 2020.
Autora:
Valeria Correia Nobre nació en 1968 en la
ciudad de Buenos Aires. Heredó de sus ancestros el interés por los
lenguajes simbólicos y el poder de la naturaleza. Astróloga desde hace
más de veinticinco años, se formó en diversas disciplinas. La
fitoterapia, la botánica, el sistema floral del Dr. de Bach, el tarot,
las runas son algunas de las prácticas que integró a su trabajo
terapéutico. Vivió los últimos quince años a los pies del Sagrado Cerro
Uritorco, Capilla del Monte, provincia de Córdoba y allí realizó un
profundo trabajo espiritual descifrando diversos códigos esotéricos de la
ciudad etérica de Erks. Actualmente vive en España y brinda consulta,
guía y servicio en los procesos de cambio y evolución de la conciencia en
forma presencial o a distancia.
vcorreianobre@hotmail.com,
FB. Melodijovenus,
IG. @melodijovenus,
melodijovenus.blogspot.com
Artista:
Alexa Bonetto se recibió de fotógrafa
profesional en el año 2011. Estudió fotografía creativa en la escuela de
Andy Goldstein, lo que complementa y potencia su formación como redactora
publicitaria. Dentro de su formación, hizo una especialización en
fotografía forense. Actualmente es perito fotográfico, pero no ejerce.
Realizó cursos de perfeccionamiento, tanto en retoque como en fotografía
de moda. Constantemente está en movimiento, ya sea dando clases o
buscando nuevos cursos y especializaciones. Dentro de su desarrollo
realizó fotografía como también arte de discos para bandas y solistas,
books para marcas de ropa para colecciones y catálogo. Hizo
experimentación visual y conceptual de proyectos personales. Por otro
lado también estuvo a cargo de la fotografía de piezas artísticas, de
desarrollo editorial, books personales, obras de teatro, recitales y
eventos, entre otros. Participó a su vez, de exposiciones y trabajos
colectivos multidisciplinarios.
www.alexarabbit.com, @_alexarabbit
Imágenes:
Alexa Bonetto y Alejo López
© 2020 - Valeria Correia Nobre - Revista Stellium

Revista Stellium nació en Junio de 2019 cuando un grupo de astrólogues decidieron fundar un espacio de diálogo y reflexión para las nuevas voces en astrología. Buscamos generar lazos de cooperación, solidaridad y contacto. Abrazamos todas las prácticas astrológicas que propongan rigurosidad en su estudio y cuidado humano en su interpretación.