Los tránsitos de los planetas

Efectos de Venus en tránsito

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Interior

Los efectos internos de las energías de Venus se presentan de dos maneras. La forma emocional es la experiencia de dar y recibir amor. Sin embargo, el inglés plantea un problema. Nuestro idioma es bastante pobre cuando se trata de la palabra "amor". Muchos otros idiomas tienen varias palabras que suelen traducirse al inglés como love. Por ejemplo, el prefijo "philo" de filosofía suele interpretarse como amor, pero en realidad significa algo más cercano a "aprecio afectuoso". Ni siquiera esta expresión lo refleja del todo, porque la palabra "affection" resulta débil en inglés, mientras que el término griego "philos" puede denotar un sentimiento muy intenso. "Amistad" es otra posible traducción. Luego está la palabra "agape", que representa la clase de amor que surge cuando reconocemos el elemento divino y trascendente en todos los seres humanos. También existe el vocablo griego "eros", amor terrenal y apasionado. Sin embargo, las energías de Venus abarcan todas estas formas. Por ello, en cierto sentido, la palabra inglesa love sí se corresponde bastante bien con el conjunto de las energías venusinas. Cuando Venus está activa por tránsito, usted puede sentir cualquiera de estas formas: amor sexual, amistad o, en el contexto adecuado, un sentimiento de amor divino.

El otro efecto interno de Venus consiste en generar una sensación de armonía y paz en su alma. Esto indica que, aunque sea por un tiempo breve, todos los elementos de su ser están en concordia. Esta faceta de la energía venusina suele traducirse en un deseo de estar en presencia de cosas hermosas: obras de arte, poesía, literatura, teatro y música.

Exterior

Las manifestaciones externas de las energías de Venus también pueden dividirse en dos partes: el aspecto del amor y el aspecto de la armonía y la paz. Los tránsitos de Venus, por ejemplo, son propicios para organizar una fiesta exitosa o para disfrutar cuando asiste a una, conozca o no a alguien especial. También aumentan la probabilidad de encontrar a una persona para una relación, aunque conviene estar buscando de antemano. Los tránsitos venusinos favorecen prácticamente cualquier forma de entretenimiento, salvo los deportes más rudos, que pertenecen más al dominio de Marte. Con todo, algunos deportes, aun cuando persiguen un objetivo marcial —ganar—, muestran con frecuencia una especie de armonía e integración entre los jugadores que resulta hermoso de contemplar.

Con esto entramos en el aspecto de “armonía y paz” de Venus. Este elemento nos conecta con la búsqueda de la belleza en nuestro entorno, y por ello los tránsitos de Venus son adecuados para asistir a representaciones artísticas de casi cualquier tipo. No obstante, pueden intervenir otros elementos planetarios en tragedias, conciertos de heavy metal y exposiciones de arte vanguardista de diversas clases.

Venus en el ámbito personal

Lo que hace que Venus sea algo más personal que interpersonal es que la mayoría de las personas busca la experiencia de ser amadas y lo que ello aporta a cada una. No hay nada de malo en ello salvo que degenere en narcisismo. En su forma más común, este término significa estar más interesado en ser apreciado y amado que en devolver esas energías a los demás. No utilizo la palabra en su sentido clínico o psiquiátrico, aunque existe cierta relación entre las interpretaciones mitológicas y las psiquiátricas del término.

Otro aspecto de Venus que se asocia sobre todo con su manifestación a nivel personal es la sensación de paz y armonía que a veces acompaña a los tránsitos venusinos. Cuando esto ocurre, usted simplemente se siente bien y en paz con el mundo. No hay nada problemático en ello.

En el plano físico, Venus, junto con Marte, se relaciona con el sistema reproductor y con los órganos que purifican la sangre (elemento vinculado también a Marte) o que controlan el metabolismo. Entre ellos se encuentran la glándula tiroides y las demás glándulas asociadas, los riñones y las glándulas suprarrenales, vinculadas a los riñones.

Venus en el ámbito interpersonal

Aunque las manifestaciones más comunes de Venus se dan en el nivel personal, como se describió antes, por lo general incluyen a otra persona, de modo que Venus también funciona muy bien en el plano interpersonal. En los sistemas sociales en general, Venus se asocia con todos los elementos del orden social que ayudan a las personas a convivir en armonía y paz. A diferencia de otros planetas, el aspecto social de Venus no coacciona a los individuos. Las energías venusinas ofrecen al orden social cualidades en las que la mayoría desea participar. En cambio, Júpiter también rige aspectos del orden social y conlleva cierta posibilidad de coerción, aun cuando sus energías promueven la integración de los diversos elementos de la sociedad. Marte, incluso más que Júpiter, opera por medio de la coerción. Y, por supuesto, Saturno, en el plano social, se ocupa de las normas y reglamentos, la mayoría de los cuales resultan molestos e irritantes para las personas.

Venus en el ámbito trascendente

La cualidad de Venus de la que se habla menos es su funcionamiento a nivel trascendental. De hecho, la mayoría de los astrólogos tiende a atribuir esta cualidad a Neptuno. Aquí se trata de la energía venusina que se manifiesta en la devoción espiritual y en la experiencia de lo divino como amor. Es la forma más incondicional de amor y corresponde al término griego "agape". La devoción que muestran los católicos romanos al venerar a la Virgen María casi al mismo nivel que a Jesús, e incluso el tipo de amor del que habla Jesús en los Evangelios, es esta forma de amor y forma parte del complejo venusino. Conviene señalar que la fiesta cristiana que se celebra en primavera, conocida en inglés como Easter, toma su nombre de una diosa anglosajona de la primavera claramente derivada de la diosa oriental Ishtar, versión babilónica de la diosa Venus original. En esta manifestación de amor, bhakti en sánscrito, el ego individual desaparece por completo en el fluir del amor divino.

En la Cábala existe una manifestación de este amor divino denominada Shekinah, que significa literalmente la presencia de Dios. Se la considera habitualmente una forma femenina de la divinidad y, en mi opinión, constituye la expresión más elevada de la Venus trascendental. La mayoría de las demás formas de diosas son mezclas de las energías de Venus y la Luna, con dosis variables de Marte y Plutón.