Los tránsitos de los planetas

Neptuno - Introducción

Neptuno es el segundo de los planetas modernos que se descubrió. Al igual que todos los planetas hallados desde el siglo XVIII —Urano, Plutón y un conjunto de otros cuerpos que orbitan el Sol, como planetas enanos, cometas y objetos del Cinturón de Kuiper— Neptuno es invisible a simple vista; se necesita un telescopio para verlo. Como con Urano, esta invisibilidad sugiere que Neptuno representa energías que permanecen en los bordes de la conciencia ordinaria y de la realidad social, y parecen perturbar la conciencia normal. En consecuencia, Neptuno, incluso más que Urano en mi opinión, ha ganado una reputación difícil. Mientras que Urano se considera disruptivo, impredecible, radical e inestable, la influencia de Neptuno no irrumpe en la escena. En cambio, se filtra en la conciencia, al principio sin ser notada, hasta que la abruma y deja a la persona a la deriva en un curioso caos en el que nada termina de tener sentido ni puede definirse con claridad.

Sin embargo, esta es solo la apariencia que Neptuno ofrece a lo que yo llamo «conciencia normal» —la conciencia condicionada socialmente que pasa por comprensión en cualquier cultura que eleva la convención por encima de la verdad y la sabiduría—. En muchos aspectos Neptuno es incluso más ajeno que Urano. Urano ha sido un poco «domesticado» porque rige la tecnología de vanguardia, la ciencia y otras ideas revolucionarias que hoy consideramos normales, aunque Urano pueda ir mucho más allá de cualquier noción de normalidad. Neptuno, en cambio, nunca mete el pie en la puerta como algo ordinario antes de que sus cualidades extraordinarias se hagan evidentes. Con todo, Neptuno, como todos los planetas llamados «maléficos», es difícil, pero no malévolo. Ninguna virtud planetaria es dañina en sí misma; es nuestra incapacidad para manejar lo que los planetas representan lo que los hace parecerlo. Tan pronto como las virtudes de Neptuno empiezan a operar dentro de la realidad consensuada, la persona o cosa tocada por ellas adquiere un aura de extrañeza y queda al margen de la norma colectiva. Considere el consumo de alcohol, un ejemplo neptuniano común: empieza siendo agradable para la mayoría, pero puede avanzar con rapidez hasta el punto de que la persona pierde contacto con la realidad.

Vivimos en un mundo impulsado en gran medida por motivos del ego. Se considera personas exitosas a aquellas cuyos impulsos egóicos han vencido a los de otros. La mayoría nos sentimos aislados y separados, percibiendo una brecha imposible de salvar entre nosotros y los demás. Ni siquiera el amor elimina esta brecha; solo la hace más tolerable. Todos albergamos fuertes intenciones que nos brindan satisfacción cuando se expresan. Cuando Neptuno irrumpe en nuestra conciencia, debilita esos impulsos. La brecha interpersonal parece menos severa —por lo general es una ilusión en la experiencia neptuniana cotidiana—. Neptuno no interfiere con el amor esencial, pero puede fomentar un amor basado en la ilusión. Nuestros impulsos del ego se disipan bajo la influencia de Neptuno, y a veces ello conduce a conductas autodestructivas como alcoholismo, drogadicción o adhesión obsesiva a una ideología ilusoria. Al principio quizá nos aferremos a nuestras intenciones, pero cuando la influencia neptuniana se fortalece a menudo las abandonamos y quedamos a la deriva en un estado casi carente de energía.

¿Cómo pueden verse estas cualidades como positivas o útiles? La respuesta es la siguiente: mientras Urano suele señalar la irrupción repentina de algo nuevo que, visto en retrospectiva, estaba implícito todo el tiempo, Neptuno es totalmente ajeno. No es de este mundo porque, de todos los planetas, introduce energías o poderes provenientes de un nivel superior, por lo general suprafísico o espiritual, de la realidad. Simplemente no reconocemos lo diferentes que son esas energías de las que forman la existencia ordinaria.

Cualidades de Neptuno

Como uno de los planetas modernos, Neptuno nunca se ha clasificado en términos de las cualidades clásicas de Caliente, Frío, Húmedo y Seco, pero no es difícil hacerlo. Primero: ¿eleva o disminuye la energía? En términos físicos y psicológicos normales, Neptuno reduce la energía de forma extrema, por lo que participa del Frío. Segundo: ¿Neptuno aclara las distinciones o las difumina, y rompe conexiones o las establece? En ambos casos es lo segundo: Neptuno difumina las distinciones y favorece la creación de conexiones que, aunque poco claras, nos permiten relacionar cosas que normalmente no asociaríamos. Un ejemplo evidente es el vínculo entre virtudes planetarias y las cosas mundanas que significan, una asociación que se apoya mucho en la visión neptuniana. En conclusión, Neptuno participa del Frío y de lo Húmedo.

Aquí surge una curiosa polaridad con Urano. Urano significa energías que traen innovaciones nuevas, de vanguardia e incluso radicales. Neptuno, por otro lado, fundamenta todas las técnicas psíquicas, «ocultas» y espirituales antiguas y modernas de adivinación, profecía y comprensión intuitiva. Urano también se relaciona con estas prácticas en la medida en que implican estados de conciencia extremos o no normales. Junto con la Luna y Mercurio, los dos planetas gobiernan todo lo relacionado con estas artes.

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Polaridad

No está claro que ninguno de los planetas exteriores pueda asignarse adecuadamente a la secta diurna o nocturna. Dejando de lado esa cuestión, las características de Neptuno son más nocturnas que diurnas.

Facilidad o dificultad para tratar con Neptuno

Los tres planetas exteriores modernos (los astrólogos aún incluyen a Plutón en este grupo) se consideran en general difíciles. Sin embargo, muchas personas encuentran Neptuno más difícil de manejar que Urano. Mucho depende de la orientación y el estado de conciencia de cada quien. Quienes valoran la innovación pero también requieren claridad y precisión suelen hallar Neptuno más desafiante que Urano. Las personas muy intuitivas o artísticas, que recogen información mediante el sentimiento antes que por medios racionales convencionales, pueden encontrar Neptuno más fácil. Para quienes centran su vida en el éxito personal, en ganar juegos literales o figurados y en salir victoriosos de toda lucha, Neptuno es anatema. Para quienes están dispuestos a «dejarse llevar y dejar que Dios actúe», Neptuno puede ser un amigo.

Función en la carta natal

Manifestaciones internas

Neptuno conecta de forma subconsciente a las personas entre sí, reconozcan esto o no, y permite que energías sutiles entren en la psique. También enlaza distintas partes de esa psique de maneras que pueden parecer extrañas o peculiares. Esto reduce tanto la sensación de aislamiento que sentimos respecto de los demás como la impresión de que nosotros mismos somos un conjunto de partes desconectadas. Sin embargo, esa misma conexión puede dificultar que actuemos o luchemos en nuestro propio beneficio.

El término Ego carece de una definición única y clara, pero la mayoría de los autores coincide en que se relaciona con nuestro sentido de ser individuos distintos y aislados. Nos permite afirmarnos en defensa propia, superar la resistencia e incluso actuar con agresividad, y alimenta nuestro deseo de ganar cuando competimos con otros. También nos da sentido de dirección y metas. En el plano de la conciencia cotidiana, Neptuno contrarresta todas estas energías. Debido a que Neptuno agudiza nuestra sensibilidad al entorno, nos volvemos más susceptibles a influencias externas. En el lado positivo, esto puede aumentar la compasión y la conciencia de las necesidades ajenas; en el negativo, puede hacernos vulnerables a energías debilitantes provenientes de fuera de nosotros.

Las energías neptunianas también nos conectan con distintos órdenes de ser, con otros tipos de «realidad». Mediante Neptuno tomamos conciencia de realidades espirituales. Nada de ello es posible, sin embargo, si funcionamos exclusivamente desde el ego. Es preciso bajar las barreras, o las energías de Neptuno se sentirán solo como debilitantes. A esto digo: «¡Buena suerte!»

Por último, Neptuno es injustamente famoso entre los astrólogos por su supuesto dominio sobre la ilusión y el engaño. La realidad que gobierna Neptuno es tan diferente de la experiencia cotidiana que nuestra primera reacción es la confusión, y podemos tomar decisiones arbitrarias acerca de lo que es verdadero, sobre todo bajo la influencia de alguien que nos insta a creer algo. Las energías de Neptuno no son la causa de la ilusión; la ilusión surge cuando nuestro ego o el de otra persona intenta interpretar esas experiencias usando categorías de realidad inadecuadas. El engaño intencional y la mentira no son neptunianos; implican las energías comunicativas de Mercurio distorsionadas por un impulso egóico de ganar, impulso que es más probable esté significado por Marte o el Sol en sus niveles más bajos que por Neptuno.

Manifestaciones externas

La mayoría de las manifestaciones externas de Neptuno implican estar confundido, engañado o mal informado acerca de la naturaleza de la realidad. La niebla meteorológica o psicológica es un estado neptuniano. La respuesta más importante al enfrentarse a algo significado por Neptuno es actuar con lentitud y reflexión hasta que la niebla se disipe. No intente superarla por pura voluntad. Neptuno no recompensa el esfuerzo; recompensa el dejarse llevar y permanecer receptivo. Cualquier acción apresurada emprendida simplemente para hacer algo —lo que sea— mientras se está confundido, probablemente no termine bien.

Neptuno significa movimientos sociales extremadamente idealistas. Ello no hace automáticamente que tales movimientos sean erróneos. Algunos contienen una verdad profunda, mientras que otros pueden estar totalmente desconectados de la realidad. Neptuno rige las religiones que se apoyan en la creencia en lugar de la experiencia; las religiones experienciales se relacionan más con Urano. Todas las religiones, sin embargo, poseen cualidades neptunianas. Cuando una figura religiosa importante dice: «Creo porque es absurdo», usted está oyendo el aspecto más bajo de Neptuno. Cuando alguien dice: «Creo porque lo he visto dentro de mi alma», ese es el aspecto más elevado de Neptuno.

En un nivel más mundano, Neptuno significa venenos, toxinas de todo tipo y contaminación, los cuales debilitan la salud física y psicológica. Junto con la Luna, Neptuno también abarca las drogas que pueden abusarse para alterar la conciencia. Las drogas descritas como psicodélicas tienen un componente uraniano adicional.