Quirón Amplia su Significado - Hacia una Visión Holística

por Manuel Ignacio Quiles

Introducción

ChironEl asteroide Quirón es cada vez más importante a los ojos de los astrólogos, y como Plutón, pese a su tamaño, su fuerza arquetípica y cósmica es indudable. A medida que pasa el tiempo desde su descubrimiento en 1977 su significado se va profundizando a niveles insospechados. Cuando yo comencé a estudiar astrología, allá por 1982, nadie hablaba de él, pero actualmente es sujeto de debates y estudios cada vez más interesantes y profundos, y hoy en día es contemplado por la mayoría de los astrólogos en la interpretación de cartas astrales como un planeta más, aun si no se llevan en cuenta los otros asteroides. Sin embargo, observo que la interpretación de este nuevo cuerpo celeste es en la práctica muy diferente de autor para autor –o muy simplificada-, por lo que creo de utilidad este ensayo para intentar ampliar, esclarecer y sintetizar el campo de significados.

Cuando fue descubierto, no existía ninguna información astrológica previa: ni registros en textos árabes, griegos o en latín, ni guía que explicara cómo manejarse con este “nuevo planeta”. La primera pista de la función de Quirón la dio el astrónomo Dr. Brian Marsden, quien lo llamó “inconformista” o “rebelde” (Maverick) porque no encajaba en ninguna definición científica. Quirón era cien veces más grande que un cometa convencional aunque no tan grande como Plutón, de manera que no era un planeta según las definiciones existentes en ese momento. Este objeto -del tamaño de un asteroide, eso sí-, -estaba ubicado mucho más allá del cinturón de asteroides conocidos y su órbita se extendía a un periodo de 50 años (excediendo el de la mayoría de los asteroides cuyas órbitas se extienden a 4 años); por fin, interceptaba las órbitas de Saturno y Urano, es decir, rompía todas las reglas.

El mito resumido a lo esencial

Quirón es hijo de Saturno y Filira; Saturno acosaba a Filira, y ella, para huir de sus embates, se disfraza de yegua. Saturno se da cuenta, por lo que se convierte en un caballo, teniendo así relación sexual y dejando a Filira embarazada. Saturno huye y cuando ella da a luz, nace un centauro, un niño mitad humano mitad caballo. Horrorizada, lo abandona y pide a los cielos que le ahorren el disgusto y el papel de la crianza, por lo que la convierten en el árbol del tilo. El dios Sol (Helios) lo encuentra y lo adopta, enseñándole todos sus saberes, y cuando crece se convierte así en uno de los pocos centauros buenos, pues sus semejantes eran violentos y vivían en manada en guerra con los civilizados. Quirón vive en una cueva en un monte, y se dedica a enseñar a los futuros héroes e hijos de reyes todos los saberes, como una universidad o colegio superior. También difunde y practica la medicina y la sanación de los heridos, teniendo entre sus discípulos a Asclepio (Esculapio) uno de los grandes médicos de la antigüedad clásica. En la guerra entre los centauros malos y los Lapitas, un pueblo civilizado, Quirón observa de lejos sin tomar partido, y uno de sus discípulos y amigos, Hércules, lo hiere sin querer en la rodilla con una flecha envenenada. Sin poder curarse de ninguna manera de esa herida injusta, se retira a su cueva lleno de un dolor que no cesa porque él es inmortal, hasta que Hércules y los dioses se apiadan proponiéndole intercambiar roles con Prometeo, que estaba encadenado pagando la culpa por haber robado el fuego de los dioses y entregado a los hombres. De esa manera Prometeo se hace inmortal, y Quirón puede morir finalmente para así terminar con su dolor.

Significado consensuado

Actualmente hay consenso: todos los astrólogos coinciden en atribuir a Quirón el arquetipo del “Sanador Herido”, aquel que se convierte en un sanador, curandero, chamán, consejero o terapeuta que ayuda a la gente a sanar sus heridas justamente porque tiene el mismo tipo de heridas, y se ha convertido en un especialista porque sufre de lo mismo en su carne, afirmando –el propio mito y los astrólogos- que las heridas del sanador nunca cerrarán del todo a no ser con la muerte.

La interpretación lineal básica también es la de que Quirón se convierte en sanador por resiliencia. Este término significa que la estructura de su personalidad no se ha deteriorado ni arruinado por las heridas y golpes que ha sufrido, resiliencia que contribuye a conocer muy bien en sí mismo el dolor y el sufrimiento que provocan. Y como no puede librarse de ellas por su carácter imperecedero –en la leyenda él era inmortal-, sublima y canaliza su dolor en compasión ayudando a quienes sufren de lo mismo con técnicas varias de sanación, desde las terapéuticas médicas y psicoterapias tradicionales, pasando por las chamánicas, hasta todas las alternativas que se difundieron en el planeta cuando el asteroide Quirón fue descubierto en 1977. Las heridas del cuerpo y del alma, la resiliencia y el rol de sanador son pues los temas centrales de Quirón.

Bárbara Hand Clow pregunta a los lectores de su libro “Quirón” qué sucedió en 1977 en sus vidas de importante con respecto a los temas quironianos; la mayoría de sus contemporáneos declara que en ese año comenzaron su carrera terapéutica o que su arsenal técnico o motivación sanadora cambió radicalmente; conmigo fue muy puntual: descubrí en una librería de barrio en la ciudad de João Pessoa, Brasil, una colección de difusión de la Psicología Transpersonal que acababa de salir a la venta… ¡Descubrí la existencia misma de la Psicología Transpersonal!

Chiron and AchillesEn algunas cartas astrales aquel significado básico es literal, principalmente cuando el asteroide hace aspecto con el Sol o está en posición muy relevante. La conjunción de Sol con Quirón nos presenta casi siempre casos de terapeutas asumidos, algunos de ellos famosos como Bert Hellinger. Por el otro lado, en otros casos paradigmáticos marca la vida de personas con algún tipo de discapacidad, inhabilidad o imposibilidad muy evidentes. Y una mezcla de las dos vertientes: heridas centrales en la identidad, y la práctica sanadora desde la resiliencia. Pero en el resto de las cartas, esa interpretación es ambigua y aleatoria: ¿Quirón sólo muestra la cualidad (signo), el área de la vida (casa) o la función psico-somática (planetas) donde sufrimos heridas que no cierran? ¿O donde ejercemos ayuda de alguna manera desde la resiliencia?

Si profundizamos en el arquetipo y el complejo símbolo del mito, Quirón nos muestran otras facetas diferentes a las dos polaridades básicas del herido y el sanador: la primera es el chamán. El chamán siempre es una figura emblemática que se diferencia mucho de la comunidad en que vive, por lo tanto el asteroide –como lo señalábamos astronómicamente- también personifica el outsider, el proscripto, el diferente, lo que está simbolizado en el mito tanto por su extraña figura de centauro, como por su residencia, que es una cueva en un monte alejado de la ciudad.

Por fin, el destino de Quirón también lo llevó a cumplir la función de maestro, del sabio que enseñaba a los jóvenes que se convertirían en héroes todas las ciencias de ese momento, tanto de la guerra como de la medicina, la astrología, la música, la adivinación, los masajes, la fitoterapia, la quiromancia y la quiropráctica, por lo que finalmente también puede significar en la carta de una persona al gurú, al maestro, al guía espiritual o al instructor, sea de caminos espirituales o de saberes alternativos.

El clásico libro de Melanie Reinhart sobre Quirón, nos indica que la posición planetaria puede indicar tanto al herido como al que hiere, al enfermo como al sanador, al proscripto o rechazado como al salvador o rescatista. Para completar la lista de significados básicos, agreguemos entonces también al guía o maestro, y al héroe que hay en nosotros que crece desarrollando talentos o capacidades especiales, a veces producto de algunas “discapacidades” que permiten justamente su aparición. Y para finalizar, Quirón simboliza también al resiliente, al que supera los golpes y canaliza la energía para labores humanitarias, artísticas, científicas o de ayuda al planeta Tierra, que es el mecanismo básico, la dinámica subyacente del centauro bueno.

Pienso que todos esos significados básicos son más que válidos, pero son puntuales, lineales, casi diríamos descriptivos, indicando sí un área o función que ha sido herida y se convierte en motivadora de ayuda a los demás, pero esa interpretación consensuada no lleva en cuenta todo el proceso emocional que acompaña a la herida y su posterior transformación. Para ello voy a desplegar una ampliación de su significado usando múltiples conceptos de varios autores, pero principalmente de Liz Greene en su libro “Barreras y Límites”, y de John Firman (“The Primal Wound”, La Herida Primal), intentando integrar conocimiento y así obtener una visión holística.

Más que el Sanador, el Herido

Liz Greene es quien primero nos llama la atención al recordarnos la naturaleza medio animal del centauro, y la reacción emocional extrema que podemos tener cuando sufrimos “heridas injustas”, inexplicables y sin sentido: la cólera, la furia, la rabia feroz del animal herido delante de los golpes del destino que el sujeto siente que no merece. Esta autora ha observado que esa reacción emocional de amargura e injusticia -que puede llevar a desarrollar una filosofía de vida muy negativa, culpando a la Vida, a la sociedad entera o a Dios porque no puede culpar a nadie en particular como sería el caso con Saturno-, se presenta con mucha más frecuencia de lo esperado por un planeta civilizado o “resiliente”. Como ella misma lo dice:

Las obras (sobre Quirón) a veces son muy inocentes: todo tiene que ver con el Sanador Herido, donde Sanador es la palabra clave y Herido está escrito en letra más pequeña. Pero la cláusula oculta en nuestro contrato con Quirón es que la herida es permanente. Quirón es el sanador, no el sanado.

Llevando en cuenta este énfasis de Liz Greene fue que pude entender el caso de una trabajadora social muy involucrada con la injusticia de la sociedad en general y su transformación, que tiene en su mapa su Sol conjunto a Urano en la Casa X, en oposición partil a Quirón en la Casa IV, asistiendo por su profesión a familias carenciadas, o a familias que tratan mal a sus hijos. En la investigación que hizo de los secretos que hay en su propia familia, descubre varios abuelos y tíos ejerciendo abusos sexuales a varias mujeres, desde las abuelas hasta las nietas. Hasta ahí la interpretación clásica de Quirón se cumple al detalle, pero lo especial que quiero remarcar es que ella se queja de ser tomada por estados de ánimo muy negativos que la llevan a quejarse amargamente de la vida y sus injusticias, llegando al extremo de tener que recurrir a remedios florales para combatir tales sentimientos que hacen mal a su corazón idealista y humanitario.

La diferencia abismal entre la fe y esos sentimientos venenosos y corrosivos para con las heridas injustas que la vida propina, y la gran brecha entre la necesidad de sanar las heridas (con la creencia que hallaremos una terapia clave un día y que todo puede sanarse), y el resultado final que niega un cierre definitivo de ellas, se deben según Liz Greene a que la mayoría de los astrólogos y psicoterapeutas hacen parte de la tradición de ideales religiosos y espiritualistas del occidente, que tienen –tenemos- la idea de que todo encuentra explicación en un gran orden cósmico, que Dios y la Vida en el fondo son justos, y que la astrología –y la ciencia en general- son parte de un orden racional que hace que todo calce en una explicación coherente y un final feliz, además del ideal de que todo es reversible.

Esta observación de Liz Greene me parece de una genialidad impar, considerar la mitad animal como sufriendo dolores, emociones y sentimientos “indecibles”, enfrentada en la práctica concreta de todos nosotros con la mitad humana empática, compasiva, civilizada e idealista que busca explicar y cerrar las heridas. Tanto Greene como Reinhart ven en Heracles (Hércules) al prototipo del héroe solar que se opone a lo ctónico, animal e instintivo e intenta controlarlo, como representando la mitad superior del centauro bueno, pero yo llamo la atención –más que en Hércules- a la presencia en el mito del mismísimo dios Sol, Helios-Apolo, que es el que adopta y enseña a Quirón todas las artes civilizadas. Helios, el prototipo del idealismo griego de la armonía, la belleza, la razón, el equilibrio y la proporción, ¡es el padre adoptivo de Quirón!

Dejemos bien en claro entonces que la primera reacción a los golpes que sentimos injustos es una reacción emocional primitiva de nuestra parte mamífera y reptiliana, que va desde la expresión del dolor y la rabia feroz hasta el deseo de venganza; actualmente estoy llamando esta reacción de “odio mortal”. Y que estas emociones son generalmente reprimidas por la parte civilizada, humanista, empática y espiritual, que las considera negativas, egocéntricas, poco maduras y que hacen mal si llevadas en cuenta o expresadas.

La Venganza

La venganza es una institución muy antigua, la primera forma de justicia antes de que aparecieran las leyes y los códigos de normas y prohibiciones de los pueblos civilizados. Esto es lo que nos dice la enciclopedia:

La venganza consiste en el desquite contra una persona o grupo en respuesta a una mala acción percibida. Vengarse se interpreta como "equilibrar la balanza", y ello hace que muchos aspectos de la venganza se asemejen al concepto de justicia, haciendo que la diferencia entre los conceptos de venganza y justicia puedan parecer difusos. Muchos creen que la venganza es un acto que causa placer a quien la efectúa, aunque otros consideran que no es placer lo que se siente, sino que es la sensación del restablecimiento de la salud del que se venga, ya que la venganza traslada el daño de la víctima hacia el atacante, lo que hace que la víctima se libere de aquella "molestia", acontecimiento el cual, al interpretarlo de manera incorrecta es llamado placer. Los psicólogos han descubierto que la frustración de la venganza puede enfermar al paciente, llevándolo a la victimización, lo que lleva a concluir a algunos estudiosos que la venganza es un elemento natural del hombre, y restringirla solo niega la realidad de su condición humana, considerándolo no saludable dado que impide liberar el rencor que se acumula por el acto dañoso.

Considero que la identificación y el reconocimiento de estas emociones “animales” o individuales autocentradas son clave para la comprensión y elaboración de la experiencia quironiana (nuevamente la palabra “clave” se impone, cuya etimología del latín es justamente “llave”, el ícono del asteroide). Y que su represión en aras del perdón, la comprensión empática y la posible resiliencia posterior, es fuente segura de dolencias o enfermedades físicas y mentales. Recapitulemos subrayando lo nuevo: las enfermedades no serían consecuencia sólo de las heridas sufridas, sino de la falta de reacción emocional a ellas.

Cuando digo reconocer esas emociones no estoy diciendo necesariamente actuarlas o expresarlas de forma manifiesta –especialmente la venganza-, porque esa perspectiva abreactiva o catártica puede llevar sí a una espiral de ataques y contraataques que son el motivo de muchos males pues perpetúan el dolor, no resuelven ni cierran, y porque van en contra de la aceptación básica de lo que la vida nos trae. Me refiero a identificar, tan sólo reconocer íntimamente esas emociones, a aceptarse como ser humano individual que sufre y que se siente dolido y despreciado, y que –si no desea el mal para el otro- por lo menos se puede sentir alegre si al otro no le va bien. Sólo ese reconocimiento y aceptación interior es natural y saludable, cuestión que los que se encuentran en una evolución de conciencia espiritual suelen rechazar.

Esto es reverenciar al animal que somos todos. Las personas muy idealistas y civilizadas, o hipotéticamente espiritualizadas, se enferman muchas veces –con enfermedades que las pueden llevar a la muerte- por no reconocer las emociones que consideran negativas, y que no son sino la expresión del cerebro mamífero y reptiliano, los centros del cerebro medio como la amígdala- que registran y procesan las emociones básicas, y los centros de la base del cerebro, como la hipófisis, que regulan las hormonas.

El Perdón

El mecanismo de represión emocional está muy reforzado por el precepto moral de origen religioso de la necesidad del perdón. El perdón, uno de los gestos espirituales más avanzados y altos, que hace parte de una visión de la vida inclusiva, sincrónica y holística, la aceptación básica de las experiencias dolorosas de la vida porque tienen un sentido y una finalidad de crecimiento humano, no debe y no puede dejar de lado las emociones contradictorias y egocéntricas de dolor, rabia, desprecio y deseo de venganza.

Robin Casarjian escribió un libro clave sobre la sanación llamado “Perdonar – Una Decisión Valiente que nos traerá Paz Interior”. Por supuesto, como el título lo sugiere, ella confiesa en el prólogo que “la mera motivación para enseñar el perdón fue ver, en mi calidad de terapeuta, que esta clave esencial para la curación era muy poco entendida y alentada”. Pero dedica el Capítulo 4° entero a “El Trabajo con la Rabia: que el Dolor sea Dolor”

El perdón es esencial para sanar y experimentar nuestra integridad. Pero para lograr esto último, es preciso no reprimir, negar ni desatender ninguna de nuestras partes. Nuestra totalidad incluye una gran sabiduría y una extraordinaria capacidad de amor y cariño, y también la rabia, el resentimiento, la hostilidad, la vergüenza, el sentimiento de culpabilidad y, en muchos casos, la ira. Estas emociones suelen permanecer ocultas y, ya sea que estén ahogadas o doliendo atrozmente bajo la superficie, mientras no las sanemos se cobrarán su precio en nuestra capacidad para ser felices (…). Cualquier persona que se haya criado en un hogar en donde sufrió malos tratos físicos o emocionales, o fue rechazada o abandonada, ha de perdonar para sanar «totalmente». Pero antes tiene que hacer suyo el dolor que experimentó, es decir, reconocer y admitir la verdad. Una vez logrado esto, el dolor del pasado puede convertirse en la riqueza de la vida.

Como Dane Rudhyar bien nos recuerda, las palabras de Cristo tan mal comprendidas –y presumiblemente mal traducidas- “Amad a vuestros enemigos”, se refieren más bien a concordar, aceptar, entender las experiencias negativas que nos traen ciertas personas, pues vienen siempre a traer auto-conocimiento y transformación desde una comprensión sincrónica, holística y espiritual de la vida. Cristo no nos dice con ello tener simpatía o afecto por el agresor, no nos exhorta a amar en el sentido personal al perpetrador de las traiciones o heridas, ni a someternos o reprimir las emociones naturales de dolor, tristeza y rabia, o los sentimientos de injusticia y no merecimiento.

Dos Tipos de Heridas

Todas las diferencias entre los autores que nos hablan sobre Quirón son justamente porque se ponen en juego definiciones un tanto diferentes de lo que significa “sanación” como “heridas”. Sí, el Sanador-Herido-cuyas- Heridas-Nunca-Cierran-Definitivamente, pero, ¿qué se quiere decir por sanación? ¿Qué son las heridas, término tan vago como amplio? Y finalmente, en términos de la psicoterapia actual y todos sus recursos, ¿es que simplemente nunca se podrán cerrar las heridas de tipo quironianas?

El mito de Quirón nos indica respuestas a todas esas preguntas de manera simbólica, por lo que subrayaré algunos puntos esenciales: su padre es Cronos-Saturno, que lo abandona aún antes de nacer, lo cual nos habla de una falta de responsabilidad total delante de la paternidad, justo cuando ese planeta, Saturno, rige la responsabilidad y más aún, la responsabilidad paterna. Su madre también lo rechaza al nacer por su forma física, pues era mitad caballo y mitad humano. Dos rechazos y abandonos iniciales, el del padre y el de la madre, dos heridas que llamaremos “primales”, en comparación de la otra gran herida ya adulto, cuando Hércules lo hiere sin querer en la rodilla con una flecha sucia de sangre envenenada de su trabajo con la Hidra de 7 Cabezas (el trabajo de Escorpio en Los Doce Trabajos de Hércules, en “Astrología Esotérica” de Alice Bailey).

Debemos recordar que Hércules estaba en la guerra entre los Lapitas y los malos centauros, y esos seres míticos malvados en realidad personifican a la Sombra misma de Quirón, porque representan sus propios sentimientos negativos de ira mortal. No es una casualidad que la herida infligida por Hércules haya lastimado su rodilla, la parte del cuerpo regida por Saturno (su padre); eso nos muestra precisamente la dificultad de Quirón de hacerse cargo de aquellos sentimientos “negativos”.

Por lo tanto, habría dos grandes tipos de heridas durante la vida: las primales, que son provocadas por las actitudes no empáticas (o abiertamente rechazantes) de los padres, cuidadores o la propia sociedad en general durante la infancia; y las de adulto, las heridas traumáticas, los golpes de la vida que se sienten injustos, como pueden ser accidentes en que se pierde algún miembro o función, pérdidas graves, enfermedades fatales, muertes súbitas de gente muy cercana, abusos, traiciones, robos, asaltos, violaciones, participación en guerras, o injusticias y abusos legales, institucionales o políticos, etc..

Entre las heridas primales, que son crónicas y causadas precozmente por actitudes de la crianza, y las heridas traumáticas de adulto, hay un arco de eventualidades que se confunden y entremezclan, pues muchas veces hay pérdidas súbitas o abusos traumáticos cuando niño, y heridas del corazón, dolores afectivos de adulto en las relaciones, sutiles pero profundos. Es que los traumas pueden darse en cualquier edad, y los sufrimientos del corazón por rechazos, traiciones, infidelidad o rompimiento amoroso –hasta en las amistades o relaciones de trabajo- también los sufre el adulto a través de toda su vida.

La Herida Primal

sad childEl libro “The Primal Wound” de John Firman, autor norteamericano de Psicosíntesis, es de una profundidad tal, que no sólo describe clínicamente las heridas que llevamos todos por el tipo de crianza que no llevó en cuenta nuestro ser auténtico, sino que también describe el propio crecimiento espiritual de los seres humanos, todo un hito en la bibliografía de la Psicología Transpersonal.

John Firman nos dice –coincidiendo con Winnicott- que la actitud de aceptación total de nuestro ser que conforma la base de nuestra identidad profunda se transmite a través de la mirada de nuestros cuidadores: una mirada sostenida, incondicional, sin proyecciones. La falta de ese tipo de mirada perpetra inevitablemente la herida primal. Yo he llegado a confirmar esto en la práctica, al encontrarme con la mirada fija de muchos niños que buscan mi mirada, y a sostenerla tranquilamente todo el tiempo que el niño la sostenga. Para mí esto es una prueba de esa necesidad primal: eso es justamente lo que necesitan, y lo buscan activamente.

John Firman, junto a autores como Winnicott, Kohut, Janov y Bradshaw entre otros, establecen lo que se ha dado en llamar la “teoría primal” como fundamental para el desarrollo del yo. Intentaré resumirla porque es esencial para entender las heridas primales, pido al lector paciencia dada su importancia para fundamentar el concepto de herida primal.

La Teoría Primal

El niño tiene necesidades primales, que además de las corporales, son un conjunto de necesidades psico-emocionales que están al servicio del desarrollo del yo: sostén o contención, es decir, padres o cuidadores capaces de entender y apoyar el proceso de individuación; la resonancia empática y el reflejo emocional: ser visto, considerado, admirado, valorado y tomado en serio por lo que se es, concluyendo que la necesidad psico-espiritual fundamental es la de ser, existir, construir una sensación subjetiva de ser alguien por derecho propio, auténtico y original.

Los padres o cuidadores que nos crían frustrarán, al menos hasta cierto grado, la satisfacción de nuestras necesidades primales, pues ellos mismos no crecieron en condiciones ideales, exhibiendo necesidades infantiles insatisfechas y proyectándolas en el niño, junto a sus fantasías y deseos, expectativas e ideales relacionados a él.

Más allá de padres o familiares con problemas mentales, conductas violentas o abusivas, están las disfunciones sutiles –pero muy comunes- como la negación de la realidad y los sentimientos, rigidez, límites poco claros y tendencia al enjuiciamiento, arbitrariedad e incoherencia. Más sutiles todavía son las actitudes y sentimientos de la madre hacia su embarazo y su bebé que perturban su capacidad empática: sentimientos crónicos de miedo, inseguridad, ambivalencia, rechazo, ansiedad o rabia acerca de su maternidad, como también oscilaciones rápidas entre mimos y hostilidad, negligencia y sobreprotección, todas fuentes constantes de frustración de las necesidades primales de sus hijos.

Acaba siendo más importante la satisfacción de las necesidades corporales, que las psico-emocionales. En vez de ver reflejada nuestra individualidad y unicidad en esos vínculos tempranos, las expectativas y las deficiencias tempranas de nuestros padres producen fallas empáticas que llevan a que se nos refleje una imagen de cómo deberíamos ser, con la cual nos identificamos. Es posible que comencemos a experimentarnos más como objetos que como personas por derecho propio.

Resumiendo: actitudes de rechazo, indiferencia, abandono, negligencia, incoherencia, proyección, desencanto, idealización, juicio, depresión, miedo, inseguridad, sacrificio obligatorio y rabia, tan comunes en la crianza del infante, hacen que este experimente un estado de privación que le genera gran sufrimiento y dolor emocional: frustración, tristeza, soledad, miedo pánico y terror, mezclado con culpa y vergüenza tempranas.  Todo esto es la herida primal.

La culpa es por el odio mortal que podemos sentir por haber sufrido tales heridas, pero otra emoción básica es la vergüenza tóxica, la sensación de ser, en esencia, defectuoso e imperfecto, y proviene de la internalización de un mensaje implícito: no estamos bien tal como somos, existen en nosotros aspectos que no son aceptables. Algunas de las expresiones vitales espontáneas del niño fueron rechazadas e invalidadas, para no entrar en contacto con sus propios miedos y dolores ocultos. Estas acciones nos desconectan de nuestra autenticidad y nos hacen desconfiar de nuestro interior, dando lugar a creencias negativas sobre nosotros mismos y a sentimientos de humillación, inadecuación e inseguridad. A diferencia de la culpa, sensación que depende de algo que se ha hecho o se tiene ganas de hacer, la vergüenza se relaciona con lo que uno es, por lo que no sería accesible a la reparación.

La herida primal es una especie de “hoyo energético” interno que reclama de modo implacable ser saciado, y en su núcleo abismal nos encontramos con sensaciones intolerables de odio mortal, aniquilación y total aislamiento. Manejamos el sufrimiento interrumpiendo la continuidad de nuestro ser en una especie de desconexión haciendo uso de los mecanismos intrapsíquicos de escisión y represión para que preservemos un vínculo positivo con nuestras figuras de apego. El niño debe negar la idea de que sus figuras paternas nunca podrán satisfacer sus necesidades primales, idealizándolos y tentando inconsciente y continuamente de agradarlos, adquiriendo las pautas de conducta y  representando los roles que de nosotros se esperan, aun cuando estén en desacuerdo con nuestra realidad más íntima.

"No soy querido por lo que soy y no hay esperanzas de que alguna vez lo seré”, “Soy igual que ustedes. ¿Me aceptarán ahora?ʺ

Es cuando emerge en nuestra psique lo que diferentes autores han calificado de falso self o self protector (Winnicott), falso yo (Laing), yo irreal (Janov), segunda naturaleza (Lowen), personalidad como-si (Miller).

Desde el yo irreal, nuestro comportamiento se basa en el control, la conformidad y la sobre-adaptación a las circunstancias, y tiende a la satisfacción indirecta de nuestras necesidades. Desarrollamos una serie de estrategias con el fin de afectar a los otros para que modifiquen su comportamiento y nosotros consigamos lo que queremos, tales como demandar y exigir, manipular, culpar, someternos, victimizarnos, mendigar y vengarnos.

primal woundPara finalizar, los autores de esta teoría afirman que, independiente del tipo de crianza más o menos convencional, la herida primal y el establecimiento de un falso self son hechos prácticamente universales, y respecto a la sanación, de un lado están aquellos que piensan que el ideal de salud es la completa ausencia de un falso yo y sus estrategias defensivas (Janov) y, del otro lado, se encuentran aquellos que consideran que en una persona saludable el verdadero self está vivo pero protegido por el falso self, que consistiría en las actitudes sociales, las máscaras inevitables que se construyen para la convivencia.

En una investigación independiente de auto-ayuda, la terapeuta canadiense Lise Bourbeau (“Las Cinco Heridas del Alma que Impiden Ser Uno Mismo”),  afirma que ellas son: 1) la injusticia, 2) el rechazo, 3) el abandono, 4) la traición, y 5) la humillación. Yo agrego como indispensable una más: 6) la indiferencia.

Si aceptamos la opinión de que las heridas primales son inevitables, pasadas de padres a hijos desde el comienzo de los tiempos, se reafirma la aseveración de Liz Greene que las heridas quironianas son siempre colectivas, no individuales. Aquí encontramos a Lloyd DeMause y su “Psicohistoria”, que hace una revisión de las actitudes respecto a los niños y a la crianza en toda la historia del Occidente, una verdadera historia de la empatía. Según él, se pasó del infanticidio (sacrificios rituales, patria potestad: el padre que había dado la vida tenía el derecho de quitarla) al abandono (darlos, venderlos); del castigo (apaleamiento, azotes, agua fría) al abuso (trabajo infantil, uso, prácticas sexuales); de la invasión o intrusión (autoridad, amenazas, castigos, humillaciones, miedo) a la ambivalencia y a la socialización (obligaciones, modelos, pedagogías, ideales), para finalmente llegar –bien al final del siglo XX y en la actualidad- a la actitud que respeta al niño y lo considera como un ser humano independiente con sus propias necesidades, sin la proyección masiva que existió en toda la historia.

La pedagogía de Emmi Pikler que encontré recientemente y que se está difundiendo por todo el mundo, es un intento revolucionario y natural de criar a los niños siguiendo sus propias pautas: el niño sabe lo que necesita y lo manifiesta, el niño guía su propia crianza. Tengo observado niños ya criados con ese tipo de pedagogía - teóricamente sin heridas primales-, que presentan un agudo y certero sentido de la injusticia en los comportamientos adultos que no los respetan completamente.

Queda claro que toda esa historia “no empática” todavía se prolonga en la crianza de todos nosotros y es la base de las heridas primales que yo identifico como quironianas. John Firman afirma que dichas heridas son siempre actualizadas en los relacionamientos del adulto: hermanos, parejas, hijos, amigos, grupos, sociedades; llega a absolutizar y a decir que cualquier tipo de problema de relación adulta es una reapertura de las heridas primales de la infancia. Las parejas –principalmente- abren sin querer las heridas uno del otro cuando no escuchan, no miran, no llevan en cuenta lo que el otro dice, compiten o intentan denigrar humillando, lo que –sabemos- es lo más común del mundo en cualquier diálogo e interacción ya avanzada la convivencia.

Yo he observado el caso de muchas personas en que la herida quironiana primal abierta por acontecimientos de adulto, es por antonomasia la traición de la infidelidad, pues es justamente el ser que más amamos (como eran nuestros padres) el que nos inflige una herida cruel, por la que nos sentimos rechazados, abusados, engañados y descuidados. Y la reacción primera delante de la infidelidad es también siempre de odio mortal y deseo de venganza.

Ese tipo de heridas primales quironianas van a estar indicadas en el mapa astral por la posición de Quirón en signos, casas y con planetas personales e interpersonales. Y el otro tipo de heridas, las traumáticas (que desarrollo a seguir), mucho más impersonales y colectivas, van a estar indicadas justamente por signos, casas y con planetas transpersonales y colectivos.

Las Heridas Traumáticas Quironianas

Lo más interesante es que el término trauma, la palabra, su etimología, proviene de un concepto griego que significa “herida”. Se trata de una lesión física generada por un agente externo, o de un golpe emocional que genera un perjuicio persistente en la vida emocional inconsciente. Es cualquier acontecimiento fuerte, penoso o doloroso para el cual el sujeto no estaba prevenido, y que no tuvo posibilidad de reacción, sea por razones sociales, por represión o por la propia sorpresa. Obsérvese aquí el elemento de la definición que remarca la falta de reacción emocional

También la definición clínica nos habla que la primera reacción es de confusión, angustia, paralización y estupor, que hoy podemos ver como una negación (“esto no  me puede estar pasando a mí”). A veces hay reacciones agitadas de gritos, llantos o gestos rabiosos, pero sobreviene siempre luego un bloqueo del yo, y síntomas de repetición: evocar una y otra vez la escena del trauma en los mínimos detalles, sea en pensamientos, recuerdos, sueños o pesadillas, y una necesidad de relatar el acontecimiento a todo el mundo. El psicoanálisis freudiano interpretaba esta última conducta como un intento de ligar el acontecimiento a la vida consciente, de elaborarlo, porque el trauma ha provocado una escisión.

Es claro que todo trauma no es quironiano. Para que lo sea, debe ser sentido como muy injusto, como una injusticia del destino, de la sociedad, de la historia, de Dios o de lo que sea que no se le pueda echar culpa personal. Recientemente recibí consultas de una madre y su hija, que necesitaban ver el significado de una parálisis amiotrófica grave en la joven, toda la familia sintiendo eso como una gran injusticia de la Vida o de Dios.

Lo que se observa como astrólogo, es que esas heridas traumáticas de adulto, no son sólo despertadas por los tránsitos de Quirón, sino que también están asociadas a los tránsitos de los planetas transpersonales Urano, Neptuno y Plutón, que traen experiencias traumáticas cuando el individuo no está consciente de esas energías tan potentes y misteriosas, y el “destino” las trae desde el exterior, sea en forma de accidentes, enfermedades, abusos, asaltos o sean acontecimientos colectivos terribles como guerras, hambrunas, desfalcos, estafas, malversación de fondos, fraudes o engaños públicos generalizados.

De esta manera, tengo una posición diferente a la mayoría de los astrólogos que ve a Quirón como entrelazando sólo a Saturno y Urano, dada su órbita astronómica. Quirón tiene que ver con Urano en el carácter colectivo de la herida, la instantaneidad de cierto tipo de accidentes que se sienten muy injustos, y todo el arsenal de técnicas alternativas de sanación.  Algunos astrólogos como Alejandro Lodi, implican también a Júpiter y Plutón en la dimensión quironiana, dada su necesidad de sentido y el tipo de dolor contundente pero transformador. Pero nadie incluye a Neptuno y los otros planetas. Para mí es muy visible la conexión entre Quirón y Neptuno en su carácter compasivo con el dolor ajeno, o en el otro rol,  por su tendencia masoquista y de victimización.

De esta manera, considero que Quirón une a todos los planetas personales –Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno- con los transpersonales Urano, Neptuno y Plutón, justamente por hallarse en esa órbita fronteriza. Todos con todos, o algunos con algunos de los dos campos, un verdadero puente o llave entre nuestra naturaleza individual ligada al cuerpo, y nuestra naturaleza colectiva, trascendente, cósmica, galáctica o espiritual. La determinación de entre qué planetas o signos personales y qué planetas o signos transpersonales estará Quirón actuando de puente o de llave, es una determinación cualitativa a realizar en cada mapa astral. También podemos usar el término “enlazador” para indicar esa función de articular algún planeta personal con otro transpersonal. Quirón es entonces un puente, una llave, un enlace o un articulador entre planetas, pero específicamente entre aquellos que reflejan nuestro ser personal y aquellos que reflejan nuestro ser transpersonal.

La Importancia del centauro para los griegos

LapitasEn la mitología griega vamos a observar esa dicotomía - que es la marca principal en la interpretación de Quirón- en la lucha entre los centauros y los Lapitas,

Los centauros son muy conocidos por la lucha que mantuvieron con los Lapitas, la riña siendo una metáfora del conflicto entre los bajos instintos y el comportamiento civilizado de la humanidad, la lucha entre la civilización y el barbarismo. Estas escenas míticas de la batalla entre los Lapitas y los centauros son tan importantes en el imaginario griego, que fueron esculpidas en bajorrelieves en el friso del Partenón, dedicado a la patrona de Atenas. El personaje general de los centauros es el de ser salvajes, sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales. Dos excepciones a esta regla son Folo y Quirón, que expresaban su «buena» naturaleza, siendo centauros sabios y amables (…) que miraban con frecuencia al cielo para determinar sus destinos. Eran grandes astrólogos y muy aficionados a la adivinación. (Wikipedia).

Es necesario resaltar aquí: en el propio friso del Partenon, que representa el propio mito fundador de Atenas, había 32 piezas o escenas escultóricas (quince de las cuales se conservan en el Museo Británico) que simbolizan la Centauromaquia, la lucha entre los centauros y los Lapitas… No una, ¡treinta y dos!

Civilización y barbarie: en la modernidad, la dicotomía entre el colonialismo “civilizador” y las culturas indígenas americanas, africanas y asiáticas, o entre las culturas imperiales y los pueblos periféricos a ser dominados, es la dicotomía que se encuentra en nuestro interior entre la naturaleza biológica, individual, emocional e instintiva, y la naturaleza adaptada a la sociedad, la empatía y los valores culturales.

Claro que esa parte “civilizada” es independiente de ideologías, o mejor, representa a todas ellas: sea de izquierda o de derecha, religiosa o atea, cientificista, liberal o espiritualista, es la parte social, idealista o “elevada” que se opone naturalmente a la parte egocéntrica, corporal y emocional que siente todo en términos individuales. Quirón representa esa dualidad esencial del ser humano, ese conflicto y escisión que acompaña la experiencia de las heridas recibidas desde el exterior, desde la realidad que no se puede controlar.

La Domesticación del Caballo

Algunas fuentes antropológicas especulan con la idea de que los centauros provengan de la primera reacción de una cultura que no conociese la equitación, como el mundo egeo minoico, hacia los nómadas que sí montaban a caballo. La teoría señala que tales jinetes parecerían mitad hombres mitad caballos. Creo que también fue esa la primera interpretación de los incas, mayas o aztecas, y de todos los aborígenes americanos cuando vieron a los conquistadores españoles, portugueses o ingleses llegando a caballo.

Si nos informamos por la historia, la domesticación de los caballos surgió primero en las estepas del sur de Asia Central, actual Kazajistán, 4000 años a. C. –esto es, hace 6.000 años- para el transporte, el comercio, el trabajo del campo o la guerra, todos estos roles asociados al desarrollo de las primeras grandes civilizaciones. De Kazajistán hacia el este, pasó a la India, a la China, a los mongoles y al Japón; hacia el oeste, a Sumeria, Persia y Babilonia, Egipto, Grecia y Roma, en todas ellas ejerciendo el principal papel civilizador.

Para todos los entendidos, la domesticación del caballo junto con la rueda, son un elemento esencial para las civilizaciones europeas y asiáticas, el establecimiento de los “imperios” de Toynbee. En esa época estamos en plena Era de Géminis: además de la escritura y la rueda, fue pues esencial el caballo. Esta época también fue la misma en que se forjaron todas las mitologías del mundo antiguo, especialmente la griega y la hindú, las dos que tienen al centauro como personaje.

Si vamos a considerar el tiempo en que se domesticó al caballo, debemos compararlo al tiempo en que se domesticó a los otros dos grandes compañeros de la humanidad: el perro y el gato. La domesticación del primero se da entre 12 mil y 14 mil años, el perro acompañando al cazador- recolector. Y el gato se domesticó hace sólo 3000 años, en Egipto y en China, esas grandes civilizaciones ya en pleno andamiento. Estos datos refuerza la idea de que el caballo y el comienzo de la civilización son sincrónicos.

El gran vidente y esotérico Rudolf Steiner nos dice que el espíritu del caballo (él le llama el “Gran Caballo”) acompaña –nace junto- al desarrollo de la inteligencia del hombre, cuando esta da un salto cualitativo, y está graficado en el hecho de que al comienzo sólo los reyes se subían a un caballo, rey en el sentido de la máxima y más importante capacidad que hace al hombre su humanidad: su inteligencia. Dice también que hay dos tipos de inteligencia, una terrena y otra superior, y estas dos inteligencias están representadas por los dos tipos de caballo: el percherón que acompaña las tareas de la tierra, y el ágil caballo fueguino, que salta, corre y acompaña al hombre en las conquistas civilizatorias, incluidas las guerras.

Con el caballo se podían trabajar mayores superficies de terreno, y se podían superar grandes distancias. Por eso hubo más guerras y pudieron surgir los imperios. Un pueblo pequeño tenía un Señor dominante o un rey regional, pero no formaba un imperio. (…) Sin el caballo no hubiera habido nunca imperios, y sin estos imperios no hubiera sido posible nunca la evolución del yo individual. Sin esta evolución el ser humano no hubiera podido individualizarse, y ello conduce a que hoy en día todo ser humano tenga estacionado su corcel de acero en el garaje. Pues la inteligencia está relacionada con el ser del caballo, y la inteligencia ha construido este mundo. (Conversando con Animales: Los Seres de los Animales nos Hablan de su Esencia, Wolfgang Weirauch, Ed. Antroposófica, 2011, Buenos Aires).

Lo más interesante es observar que todas las poblaciones de caballos actuales conservan la capacidad de volver a un estado salvaje, y que todos los caballos salvajes actuales descienden de antepasados que escaparon cuando estaban cautivos. Civilización o barbarie, hasta hoy.

De todos los animales que fueron domesticados –perro, gato, vaca, cabra y oveja- los griegos toman al caballo como representando a la animalidad fronteriza al hombre. Yo especulo que los griegos no conocían de primera mano a los monos, y que esta adjudicación mitológica de una especie mitad animal y mitad humana se refiere justamente a la evolución, esto es, que la humanidad se desarrolla desde la animalidad, y un reconocimiento y recuerdo que el cuerpo humano es, finalmente, animal.

Si reflexionamos en el zodíaco y sus símbolos, vamos a encontrar que algunos signos están representados por animales, mamíferos o reptiles: carnero, toro, cangrejo, león, escorpión (serpiente y águila),cabra y peces; otros, por humanos o símbolos culturales: gemelos, virgen, balanza, aguatero; llama mucho la atención que sólo hay un signo que es mitad animal y mitad humano, que es el arquero-centauro, por Sagitario, que representa los altos ideales, la filosofía, la sabiduría, pero que nos recuerda que somos animales también.

Liz Greene, siempre que habla de Sagitario, nos recuerda la paradoja en ese signo de vivir aspirando a lo más alto y teniendo que aceptar las limitaciones del cuerpo individual. Y en otra genialidad, reemplaza en las cartas del Tarot Mítico, el símbolo del Papa o del Sumo Sacerdote del tarot más clásico, justamente por Quirón, el centauro sabio y sanador:

Sin embargo Quirón no representa ningún sistema religioso ortodoxo. Es una criatura silvestre, medio hombre y medio animal, y su templo no está hecho por el hombre sino por la naturaleza, una caverna en la montaña. Por eso la ley espiritual que transmite no es un hecho colectivo derivado de un dogma, sino un hecho individual que sólo se puede encontrar entrando en contacto con el sacerdote o maestro interior”.(….) “El verdadero maestro o sacerdote está abierto al sufrimiento del mundo porque él mismo sufre. La figura de Quirón nos recuerda el valor de las innumerables limitaciones de las heridas que llevamos dentro, que aunque nos causen sufrimiento en nuestra vida cotidiana, de alguna forma nos llevan a cuestionar y abrir el camino hacia un mayor entendimiento de las leyes más altas de la vida. Esta paradoja es sugerida por la forma del mismo centauro, pues siendo medio dios y medio caballo, participa a la vez del instinto y del espíritu, conteniendo la dualidad que es propia de nuestra condición humana.

Los mitos devienen justamente para resolver en la imaginación las contradicciones y la ambivalencia del ser humano:

Apelamos al mito para resolver conflictos emocionales. Necesitamos una historia, una aventura, un personaje que concilie nuestras ideas raras y sentimientos opuestos. Con eso nos reconciliamos con nosotros, nos volvemos la persona que seremos".
(Tim Burton en entrevista a Rolling Stone).

La Ambivalencia

Cuando las heridas son infligidas por seres cercanos, amados e idealizados, de los que muchas veces se depende –las que llamamos aquí heridas primales- se constituye automáticamente una ambivalencia emocional, por demás tóxica: por un lado, hay una reacción natural de ira, de odio y de deseo de venganza –la parte individual y animal- y por otro, se trata de comprender (“él –o ella- fueron heridos también”, “hacen lo mejor que pueden”), se acepta, se perdona, y muchas veces se continua relacionado por la extrema dependencia, pues no se tiene otra opción. La metáfora del “postre envenenado” de Ronald Fairbairn es certera: el niño percibe que el postre que la madre le da, está en cierta medida envenenado, pero no lo puede dejar de comer, porque es el único alimento que recibe y es lo único que la madre sabe hacer.

Al sentir ambivalencia, se siente al mismo tiempo atracción y repulsión hacia una misma persona. Una justificativa es que se ama a la persona, pero se odian ciertas actitudes que tiene. Ante tal situación se puede querer hablar y no hablar al mismo tiempo, o querer actuar y al mismo tiempo, permanecer pasivo o paralizado.

Por supuesto que no se puede convivir con esa ambivalencia emocional extrema. Lo lógico (y aquí lógico lo uso en su acepción literal: una cosa es una cosa y no puede ser otra al mismo tiempo) es reprimir una de las dos reacciones y asumir la que queda en la conciencia. Las personas con predominio personal, individual, emocional y hormonal, quedarán impregnadas por la reacción negativa y se separarán del agresor, y vivirán en una crónica rebeldía y reivindicación de justicia o en una actitud vengativa hacia todo y todos. Y las personas donde predomina lo social, ético, empático, civilizado, racional o espiritual, perdonarán de una forma automática, sometiéndose o continuando una convivencia normal. Cuando la ambivalencia es extremada –y la represión el mecanismo subsecuente- la toxicidad va a corroer el mundo interior de la persona, pero también es posible que se pueda acceder al comportamiento resiliente, sublimando lo instintivo, y es esto lo que permite la ayuda a los que hayan sido heridos de forma similar.

Aquí la diferencia entre sublimación y represión es clave: en la represión, no hay canalización de lo instintivo y emocional, lo energético se represa y se estanca en lo inconsciente; en la sublimación, hay una canalización, la energía se desvía para fines humanitarios y a través de la acción empática o benefactora, se deriva y se descarga de forma exitosa.

Los Estadios o Posiciones en el Desarrollo del Proceso Quironiano

Dice Liz Greene:

Hay muchas etapas en el proceso que representa Quirón, comenzando por sus heridas y terminando con su transformación en un ser mortal y el alivio de su sufrimiento. Estas etapas encierran rabia, furia, el deseo de lastimar a otros, amarga resignación, autocompasión, sentimiento de victimización, y finalmente, la aparición del deseo de comprender los patrones universales que yacen más allá del dolor personal.

Sostengo que el “proceso” de la herida quironiana, sea primal o traumática, puede presentar todos esos tipos de manifestación y muchos otros, que son las fijaciones en los estadios o posiciones de todo el transcurso del proceso teórico, que presento aquí en detalle:

  1. La primera reacción emocional de sentir mucho dolor, seguido de rabia, que puede llegar al odio mortal. El dolor puede pasar o convertirse en sufrimiento permanente, fijándose.
  2. El sentimiento de profunda injusticia y la reivindicación constante de justicia: personaje rebelde como manifestación directa de la rabia crónica, o el justiciero como sublimación de esos sentimientos.
  3. El deseo de venganza, en dos versiones: que sólo se sienta y se reconozca, o que se realice, que se lleve a cabo de alguna manera.
  4. La perpetración activa de la herida: el herido se convierte en el que hiere, como una actitud crónica: el personaje vengador o maldito.
  5. La negación, represión o escisión de todos los sentimientos “negativos” del ser corporal, individual o animal instintivo. Esos venenos psíquicos inconscientes a veces se manifiestan en enfermedades que suelen afectar al sistema auto-inmune (lupus, cáncer, fibromialgia)
  6. La posible construcción de un Falso Yo: cuanto más grande la herida y mayor la represión, mayor y más fuerte es el falso yo, que constituye una falsa resiliencia.
  7. La victimización: el ser y sentirse genuinamente víctima, con necesidad de comprensión, consuelo, apoyo y contención, y/o el papel crónico de víctima, para despertar lástima o para la repetición de la herida.
  8. La repetición compulsiva de la herida: buscar ser herido una y otra vez, como un medio de elaborar el trauma, o con la finalidad de una satisfacción masoquista.
  9. Satisfacción masoquista o actitud de baja autoestima permanente  que el propio rechazo quironiano provoca o ha provocado. Culpa y vergüenza son sentimientos que suelen acompañar a este estado, especialmente si se sigue amando al perpetrador y esto es desaprobado socialmente.
  10. El perdón, sea genuino, o sea obligado por la moral religiosa, a veces en mezcla inextricable.
  11. La comprensión humana del perpetrador a través del ejercicio de la empatía y la compasión, o el entendimiento de la situación hiriente colectiva a través de reflexión, investigación y estudio.
  12. El entendimiento del significado y del sentido de la herida (aquí entra la astrología, o cualquier filosofía, metafísica o creencia religiosa, valores superiores, la intuición y el análisis mental)
  13. La resiliencia, el fortalecimiento verdadero y la auto-sanación a través de ayudar a los que sufren del mismo tipo de herida ejerciendo algún
    tipo de sanación terapéutica, o la sublimación en algún tipo de acción social o para el planeta.

Los Prototipos Quironianos

RebellionTenemos así primero a los justicieros, aquellos quironianos en los que predomina el sentimiento de injusticia de la vida, los que se indignan por las injusticias hacia el ser humano, en sus varias posibilidades: contra la violencia de género, contra los traidores o corruptos, contra el maltrato hacia los niños o los animales, contra los abusos o discriminaciones, o contra el planeta Tierra entero. Encontramos aquí muchos revolucionarios, reformistas, feministas, ecologistas, militantes de cualquier causa, o simplemente –y principalmente- los “rebeldes sin causa”, una actitud de rebelión contra todo y todos. La marca planetaria, lo que delata la motivación inconsciente quironiana de todos los “justicieros” o rebeldes crónicos, es su carácter radical y el sentimiento de que la injusticia siempre fue así en la tierra y siempre lo seguirá siendo. En este tipo de personas, se ve a Quirón en aspecto con Acuario, Urano o Casa 11.

Luego tenemos a los “malditos” (en las palabras de uno de ellos), aquellos que se asumen vengativos o maltratadores “por deporte”, sean personas normales con humor negro, irónicos, con actitudes negativas que denigran y desprecian o hacen pequeñas maniobras para malograr a los demás, pero que nunca llegan a vengarse de manera violenta; o personas que sí llegan a la psicopatía, agresores diestros, violentos por definición. Más allá de esa diferencia, esta perspectiva astrológica de Quirón nos permite poder ver siempre –siempre-, al “niño herido” por detrás de cualquier conducta agresiva o violenta, y que entendamos que, siempre que se reacciona con agresión,  hay una fuerte herida primal como motivo. En este nivel, encontramos a Quirón aspectado con Marte-Aries-Casa 1 y/o con Plutón-Escorpio-Casa 8.

En la mitad del proceso quironiano observamos los casos donde los recuerdos y emociones de la herida se han reprimido completamente: son las personas donde predomina una sobre-adaptación, los que construyen un falso yo: de esa manera no se reconoce nada sobre la situación hiriente, hay una negación completa. La actitud y el mensaje es “aquí no ha pasado nada”, exactamente cuando los niños dicen después de una golpiza -“no me dolió”- reteniendo el llanto y la furia: se presentan como aparentemente fuertes, pero sus gestos son sobreactuados, hay comportamientos de hablar en tono muy alto, repitiendo constantemente en su comunicación muletillas, saludos o chanzas usadas colectivamente. Si predomina esta construcción de fortaleza falsa o falsa resiliencia, el proceso quironiano se detiene, se congela, no presentan ninguna otra manifestación. En este grupo predomina ampliamente el aspecto entre Quirón y Saturno-Capricornio, o mejor dicho, Saturno despliega toda su acción represora sobre planetas personales, y todo ello tiene un enlace con Quirón.

Después encontramos el grupo de los que se sienten heridos constantemente, toda situación humana los hiere, a veces mostrando sus heridas para inspirar compasión o rechazo. Son los que tienen una actitud de víctima pues se sientan damnificados en ciertos aspectos, a veces llegando a ejercer auto-agresión activa o pasiva: aquí encontramos los que se accidentan constantemente, aquellos a quienes les vive pasando situaciones negativas, o los que presentan enfermedades psicosomáticas típicas como las que afectan al sistema auto-inmune (artritis, lupus, diabetes y esclerosis múltiple), la fibromialgia y algunos tipos de cáncer.

Tenemos también en este grupo los que buscan situaciones en las que se repite la apertura de la herida: se involucran con personas que en algún momento (o siempre) van a despreciarlas, rechazarlas o abandonarlas. No se percatan de su motivación masoquista que repite inconscientemente -de forma compulsiva-, la herida primal. En este grupo se destaca la configuración entre Quirón y Neptuno-Piscis-Casa 12, asociados también con Marte, que invierte contra sí mismo la energía de la auto-afirmación, y con Venus, al no haber auto-valoración.

Es necesario hacer aquí una distinción entre el ser víctima y la victimización: lo primero es un hecho objetivo, la persona que sufre golpes, maltratos o abusos y que necesita apoyo y contención emocional; y lo segundo es la tendencia de una persona a considerarse víctima o a hacerse pasar por tal sin un motivo objetivo: Yo levanto la cuestión de que ambas realidades en la práctica se fusionan, muchas veces siendo sus límites muy imprecisos o injustos desde el punto de vista de la necesidad de contención. Y que no se debe enjuiciar ninguna persona victimizada, sea que predomine la realidad o sea que predomine lo subjetivo.

Es que el punto de vista que estoy proponiendo para entender esas personas es el de la herida primal, y así entender que el que se victimiza, con seguridad y ciertamente, fue muy agredido en su crianza. Y en aquellos trastornos del tipo de los golpeadores y las mujeres golpeadas donde el límite entre el ser víctima y la victimización es en verdad impreciso. Pura herida primal, en ambos.

Finalmente encontramos el grupo de los idealistas, los que entienden y comprenden a todos los demás grupos, los quironianos pasivos o activos que hemos descripto hasta ahora; pueden ser personas religiosas, espiritualistas o humanistas que perdonan como actitud básica a los victimarios, o que asisten y acompañan a las víctimas; o directamente los sanadores, los consejeros, los terapeutas que ayudan a la humanidad de una u otra forma, muchas veces siendo este corazón quironiano el motivo principal de su misión, su vocación y su lugar en el mundo. Por supuesto que aquí encontramos de nuevo a Quirón aspectado con Urano, Neptuno y Plutón “altos”, y también con Júpiter-Sagitario-Casa 9, el arquetipo que provee el sentido y los valores universales.

La Sanación posible

healingY volviendo al tema de la sanación: ¿esta es posible? ¿Las heridas nunca, nunca se cierran? ¿No hay remedio? ¿Se pueden cerrar completamente o parcialmente? Y si se pueden cerrar, ¿con qué tipo de terapia? Sostengo que como el mito nos lo indica, y la observación propia y ajena lo abonan, la herida central nunca se cierra del todo en la función psicológica o en el área afectada, a no ser con el fin de la existencia. Pero, parecido a Saturno que con el tiempo y el trabajo consciente de una vida sobre el problema específico va produciendo una perla, las heridas quironianas con el tiempo van perdiendo su carácter sufrido y tóxico, van aceptándose, y así pudiendo entenderse su mensaje, y el aprendizaje cósmico para esta existencia presente (y su prolongación en la próxima). Como siempre, los problemas de la vida son una vía de maduración y aprendizaje. O como dicen Freud y Jung, el síntoma es el camino al inconsciente, es la puerta al auto-conocimiento.

Aceptación, esta es la palabra clave. La actitud sanadora pasa siempre por la aceptación incondicional de la posición que sea, aceptarse y aceptar al otro: aceptar al ofendido, aceptar al rabioso, aceptar al vengativo, aceptar al maldito, aceptar al rebelde con causa o sin causa, aceptar al masoquista, aceptar a la víctima y a quien se victimiza. Aceptarse a sí mismo herido y aceptar al otro de forma incondicional, sin querer que cambie nada es sanador porque justamente rompe con la actitud hiriente –por más ideal o técnicamente acertada- que es no reconocer, imponer, proyectar, desear otra cosa, actitud que provocó la herida primal en su origen.

El o la terapeuta –con la mejor intención-, usando un diagnóstico o tipificación de la personalidad, deduciendo una dinámica inconsciente, o queriendo implementar un método, una técnica, por más profundas o espiritualizadas que sean estas herramientas, no está mirando y aceptando al paciente tal cual es en el aquí y ahora, lo objetiviza de esa manera y le abre así la herida primal. No lo mira sin más, no lo escucha literalmente, no lo acepta tal cual es.

Y esto también se aplica a su persona, a la persona del terapeuta que está en continuo proceso de auto-conocimiento, este aceptarse sin más, sin conceptos psicológicos o espirituales, sin juicio ni valoración, aceptarse globalmente y hasta el último rincón de su persona sin intención de cambiarse. Sólo así se pueden ir cerrando parcialmente las heridas primales.

Cuando el paciente se siente absolutamente aceptado aún en los rasgos más problemáticos, sin una sombra de valoración o juicio, de actitud analítica o de intervención técnica, es que él podrá aceptarse a sí mismo. Por supuesto que el proceso de cambio se va a ir profundizando con el tiempo, y el terapeuta podrá sí en el futuro recurrir a conceptos psicodinámicos, a valores trascendentes, y a técnicas coadyuvantes para promover, precipitar y consolidar cualquier progreso.

Existen corrientes terapéuticas que tienen esa actitud básica, como la de Carl Rogers, la de Abraham Maslow y la Psicología Positiva de Martín Seligman. Pero es John Firman quien dedica varios capítulos de su libro The Primal Wound (y un libro entero, A Psichoterapy of Love) a temas específicos y técnicos de este tipo de enfoque al tratamiento de la herida primal propiamente dicha, y al manejo de la transferencia y la contra-transferencia inevitables frente a las heridas del paciente.

El tema de la transferencia y la contra-transferencia no es tratado por los otros autores citados arriba, y es justamente allí donde reside su punto débil y donde son más criticados, con cierta razón. Sólo John Firman es quien lo desarrolla y lo clarifica específicamente.

El origen kármico de las heridas quironianas

En su afán de negar racionalidad e idealización a la interpretación de las heridas de Quirón, Liz Greene niega también una explicación kármica o de vidas pasadas, de reencarnación, a la aparente injusticia de las heridas que ese asteroide va a abrir. Dice ella que tal injusticia debe ser adjudicada a la vida humana en general, a la condición humana, que es así sin más ni más.

Sostengo que ese afán va demasiado lejos en ese sentido, pues la carta natal toda –y no sólo el planeta Quirón- no puede estar fuera de una visión kármica de la vida, aún del karma colectivo del que la historia individual es parte. Todo nuestro pasado espiritual está implícito en planetas como Saturno, Luna y Plutón; en la Casa 12, en las cuadraturas y en el Nodo Sur; en fin, en toda la visión de destino que un mapa natal implica. Lo que se podría en principio diferenciar es el karma personal representado principalmente por Saturno y Luna, y el karma colectivo, teniendo el asteroide Quirón un papel enlazador entre uno y otro.

El pasado espiritual de las personas se puede rastrear de dos maneras: una es en el árbol genealógico de los antepasados, trabajo que ejecuta con maestría la terapia de las Constelaciones Familiares; la otra, una regresión sistemática a las vidas pasadas, a una serie de ellas hasta llegar a la vida anterior a la presente. El primer análisis es colectivo, el segundo es individual, pero quien lo ha podido hacer, puede acceder al entendimiento transpersonal del origen de sus sufrimientos en la Tierra, y a la misión que de ello se desprende. No es teoría, no es invención, no es justificativa o defensa para no enfrentar las emociones o la sanación posible; por el contrario, es un arma terapéutica poderosa al alcance de la mano, en la vía del autoconocimiento profundo, arma que va a desplegar una visión holística de la vida larga de cada uno en la Tierra, y que se va a ver reflejada en la posición de los planetas de la carta natal, especialmente aquellos que indican trabajos a hacer para aprender, madurar y sanar.

La apertura de los Registros Akáshicos también se encuentra en esta dirección, pero para mí ese método no tiene la contundencia de poder ver las vidas pasadas con los propios ojos, su revelación originada en el propio interior, como es en la regresión. El hecho de que otra persona te diga tu pasado (aunque sea lo mismo que se ve en la regresión), no tiene el valor terapéutico que tiene esta última.

En mi propia investigación personal, encontré antecedentes directos de las heridas de tipo quironianas en la que fue (así lo propuso la psicóloga que facilitó la regresión) la primer vida mía en la Tierra, y por supuesto, en la última vida antes que la presente, vida a la que no se accedí fácilmente sino a través de un rodeo después de muchas vidas conocidas, por lo traumática que suele ser, y por lo reveladora que es, pues es la raíz que va a dar origen a nuestra vida actual. Antecedentes de la herida primal y heridas traumáticas de esta vida, fueron una mezcla inextricable entre factores colectivos terribles e incontrolables –la 2ª Guerra Mundial- y conductas individuales irresponsables e hirientes hacia otros.

El ciclo orbital de Quirón

El retorno de Quirón a su posición natal marca una edad clave en la evolución individual del ser humano, la edad de cincuenta años. Todo el mundo sabe que esa edad –el cambio de década- es vital y crítica, resonando como el recibirse de adulto mayor, el ir dejando de lado lo que no es importante y tomar las cosas verdaderamente importantes de la vida. Y ahora le agregamos más un significado: es la edad de ocuparse seriamente de la sanación a todos los niveles: física, emocional, mental y espiritual, justamente cuando vemos pasar el tiempo que nos direcciona hacia el final, mostrando el cuerpo los primeros señales de decadencia.

cicloBárbara Hand Clow nos instruye sobre el ciclo de Quirón de 50-51 años a través de un gráfico muy revelador de su órbita, sumamente elíptica, viendo cómo es desigual su pasaje por la sucesión de los signos: Quirón siempre permanece desde Acuario hasta Tauro (cuatro signos) muchos más años –unos 29- que desde Géminis hasta Capricornio (ocho signos), unos 21 años. Quirón en Acuario, Quirón en Piscis, Quirón en Aries y Quirón en Tauro puede llegar a estar de 6 a 8 años en cada signo, en cuanto que en el resto de los signos (de Géminis a Capricornio) sólo una media de dos años en cada uno.

Otra deducción de semejante ciclo desigual entre los signos, es que en muchas oportunidades, Quirón sincroniza su velocidad con Urano, que demora 7 años en cada signo, por lo que suele permanecer en aspecto –especialmente la oposición- durante muchísimos años. La oposición Quirón-Urano es tan pero tan frecuente que no se la puede considerar un aspecto personal, y sí colectivo, importando sólo la posición por casas, y aspectos de otros planetas, a esa oposición básica Por ejemplo cita Clow el caso de la oposición exacta 41 veces desde 1952 a 1989.

Mirando esa época, yo estoy considerando que la oposición Quirón-Urano significa la posibilidad de heridas primales de tipo generacional ligadas a la salida de la mujer de las funciones hogareñas, al distanciamiento dentro del hogar provocado por la tecnología y a las relaciones distantes y frías que la sociedad industrial fomentó, desde el amor libre radical hasta los climas dentro de la familia o la pareja donde predominaba la libertad y la distancia afectiva y emocional. El “amor libre” es una conquista uraniana de la humanidad en el pasaje para la Era de Acuario, pero también fomentó la crianza de niños más fría e impersonal, cuando no la posibilidad del aborto como actitud normal. 

También la posibilidad de heridas traumáticas provocadas por la misma tecnología, desde la radiación atómica hasta toda la contaminación del ambiente en sus versiones aire, agua, tierra y fuego. Y por supuesto, la contaminación de los medios de comunicación de masas y los medios de transporte, con la masificación de los automóviles y las autopistas, y sus accidentes prototípicos.

Pero también significa la posibilidad que esas generaciones tienen de sanación sirviéndose de todo el arsenal de técnicas y psicoterapias, académicas y alternativas a su disposición desde esos años. Toda la Psicología Transpersonal y la Astrología Psicológica crecieron y se difundieron en esas décadas, ni qué hablar de las terapias chamánicas, con piedras, con cristales, florales, etc. Si vamos a ver, todo el concepto de salud cambió en esos años, desde lo físico hasta lo mental y espiritual. Sigo reflexionando al respecto y esperando observaciones y puntos de vista de los lectores sobre esta oposición Urano-Quirón generacional, que la mayoría tiene en sus cartas natales.

El momento actual de Quirón

La razón de que Quirón se muestre actualmente muy potente es que se encuentra en el grado 0° de Aries, esto es, en el Punto Vernal del cielo, el comienzo del zodiaco. Sabemos que ese punto es el Ascendente del Zodiaco en reposo, esto es, es el ascendente del cielo para todo el planeta, el inicio de todo el ciclo astrológico.

Y lo que yo agrego para abonar esa opinión es que cuando conocemos la órbita tan particular de Quirón, ese grado 0° de Aries es justo el centro de la mitad de los dos signos donde se demora más. Quirón se demora unos 8 años, justo en los dos signos Piscis y Aries, por lo tanto el grado 0° de Aries es el punto principal, el grado medio en el afelio de su órbita -donde más se aleja del Sol-. En Quirón, por lo tanto, se superpone el Punto Vernal, que es el Ascendente del cielo para todo el planeta, con este grado medio y principal de su órbita. Vaya coincidencia, ¡y vaya potencia!

Síntesis y Conclusiones

Hice una revisión de los significados básicos de Quirón en que todos los autores están más o menos de acuerdo, como un área de la personalidad en que se reciben heridas que se consideran injustas, para luego intentar ampliar ese significado llevando en cuenta un largo proceso emocional desde el comienzo hasta el final resiliente.

Siguiendo a Liz Greene, amplié la primera reacción de odio y deseo de venganza como naturales, propia del animal humano que todos somos; las consecuencias negativas para la salud si se reprime tal reacción, y la consecuente necesidad de reconocimiento de tales sentimientos para la sanación. Y junto con ella, también analicé tal tendencia a la represión de los sentimientos negativos como propia de la gran división entre el cuerpo animal y el idealismo del ser humano civilizado, división representada por el centauro mitológico.

Para comprender el surgimiento de ese símbolo mitológico, investigué el proceso histórico de la domesticación del caballo, que acompaña y propicia el establecimiento de las primeras civilizaciones humanas. Intenté así disponer una línea simbólica de correspondencia entre Centauro => Caballo domesticado => División entre el ser animal / humano civilizado e idealista.

Discerní en el mito dos grandes tipos de heridas, las primales y las traumáticas; para las primeras, desarrollé las ideas de John Firman y todos los autores sobre la Herida Primal, que se recibe indefectiblemente en el proceso de crianza por nuestros padres y cuidadores, y que establece un hoyo energético en el núcleo de nuestro ser por la falta de una mirada sin proyecciones, condiciones ni juicios. Y describí las estrategias para defenderse de tales emociones aniquilantes, una de las cuales es la construcción de un falso yo, de una falsa resiliencia.

Recordé la definición clínica de las heridas traumáticas, y reflexioné sobre el rasgo distintivo de la injusticia que es sentida en las heridas traumáticas quironianas. Terminé reflexionando sobre el carácter cármico colectivo de tales heridas, viendo las diferencias de tal punto de vista con la opinión de Liz Greene.

Acabé desarrollando una pista dejada por Liz Greene, sobre los pasos, estadios o posiciones de todo el proceso quironiano, desde la recepción de la herida hasta su transformación a través de la resiliencia, que pasa por el dolor, el odio, el deseo de venganza, el sentimiento de injusticia, la represión, la repetición compulsiva de la herida, los sentimientos de inferioridad, el perdón, la búsqueda de comprensión y sentido, y la compasión resiliente.
Discurrí sobre la noción de sanación que está asociada a las heridas de Quirón, sobre su posibilidad real y/o su carácter imperecedero, y sobre la actitud de cierta corriente terapéutica (John Firman el principal) que sí creo va reparando poco a poco el padecimiento: la aceptación radical sin juicios, análisis ni condiciones, y sin intentos diagnósticos o técnicos para cambiar nada.

Para terminar, levanté los datos astronómicos y astrológicos acerca del ciclo y el retorno del planeta (asteroide) Quirón, y la importancia del momento actual indicada por el tránsito en el punto Vernal, el grado 0° de Aries.

Un Caso Ejemplar

Ya cerrando esta investigación, me dirijo a la mayor librería de mi ciudad a comprar un libro de un autor preferido de ficción científica. No había ninguno. Cuando voy saliendo a la calle, me digo: “no voy a salir de esta librería con las manos vacías, voy a comprar algún libro, quiero leer algo”. Vuelvo a entrar, y el primer libro –de entre los miles expuestos- al que dirijo mi mirada (¿o me es dirigida?) es el libro “Más Fuerte que el Odio” de Tim Guénard. Creo que es el libro más indicado del mundo sobre un caso de resiliencia ejemplar, una encarnación literal de Quirón con todo su proceso.
En este libro cuyo subtítulo es ‘Cómo Escapar de un Destino Fatal y Convertirse en un Hombre Feliz a Pesar de la Desgracia’, Tim cuenta su vida que es un despliegue de situaciones terribles, violentas e injustas desde niño chico hasta adulto, y de cómo fue superando el odio y el deseo de venganza hasta convertirse en un ser amoroso que ayuda a los niños y jóvenes que pasan por situaciones semejantes. Ejemplar aquí lo tomo en los dos significados de la palabra: como paradigma y prototipo de las heridas primales y traumáticas, y como virtuoso ejemplo del proceso de resiliencia y compasión sanadora.

Tim mapa Tim nace en la campiña francesa de una madre de 16 años, que lo abandona a los 3 años atándolo a un poste de la electricidad en un bosque donde pasa toda la noche solito. Su padre se entrega al consumo de alcohol por ese abandono del hogar (por otro hombre), y descarga toda su violencia en el niño. A los 5 años, después de la visita de una asistente social que es avisada que lo golpean, le da una tunda tal que le quiebra ambas piernas y la nariz, le revienta un oído y un ojo, desfigurándole el rostro. Pasa 3 días en coma y despierta en un hospital donde va a quedarse dos años y medio sin recibir ni una sola visita. Se recupera lentamente gracias a su voluntad de hierro, y para ejercitar sus piernas se arrastra al baño todas las noches en silencio y mira el papel celofán de un regalo de otro niño (papel que ha robado disimuladamente), donde salen estrellitas de colores, animalitos de fantasía y un osito que saluda. “Ese saludo fue el único gesto amoroso que yo recibí en todos esos años”.

A partir de los 7 años lo destinan a hogares substitutos y a un orfanato sufriendo de maltrato institucional, y no lo adopta nadie por su rostro desfigurado. Tiene una isla de amor con una familia del campo que sí lo adopta, pero la fatalidad se presenta de nuevo: jugando con otro niño, construyen una casita de paja en el granero, y prenden una vela que incendia todo: por supuesto que él es el único culpado, volviendo a orfanatos y luego a reformatorios y correccionales, desarrollando conductas agresivas de auto-defensa, si no, se lo comen vivo los otros huérfanos, y más tarde los jóvenes detenidos.

Se escapa una vez de un correccional muy violento, y huye a París, donde conoce la libertad pero también el hambre, la soledad y la persecución, pues no tiene papeles de identidad. Roba, se pelea, lo violan y se prostituye, finalmente llegando al boxeo como deporte donde canaliza su odio y su deseo de venganza hacia su padre y la sociedad. Lo apresan de nuevo y de nuevo se escapa, accediendo así a jueces diferentes que contemplan sus dichos (“me voy a escapar de nuevo, ud. verá”) y lo expulsan así de todo reformatorio por esa “proeza”. Una jueza humanitaria lo mira a los ojos y lo escucha, le cree (finalmente) y le da la oportunidad de ser aprendiz en un oficio de escultor de gárgolas. Se recibe, trabaja, y continúa boxeando, haciéndose famoso (con 23 fracturas en la nariz, 4 de las cuales las tenía de su padre).

Entonces comienza a conocer y reunirse con personas humanitarias y caritativas, espirituales y religiosas que lo comienzan a transformar interiormente. Los niños y jóvenes discapacitados que lo quieren abiertamente, le abren finalmente su corazón al amor. Acaba casándose con una joven que le declara su amor, también ella ayudando a personas discapacitadas. Ambos se mudan a Lourdes en el sudeste francés, y tienen cuatro hijos. Tim se dedica a la apicultura, y viaja por el mundo entero compartiendo su historia. Al final, encuentra a su madre y a su padre, a los cuales perdona, pero ellos no reciben ese gesto, siguiendo tan duros como al inicio.

Tim nació el 9 de agosto de 1958: no tenemos la hora de nacimiento pero creo que en su carta natal con casas definidas, Quirón debe ir a parar al Ascendente o al Medio Cielo, dada la importancia que tiene en su vida.

Tim tiene el Sol conjunto a Urano (y a Palas) en Leo, ambos opuestos a Quirón en Acuario, formando con Marte en Tauro una cuadratura T o “Triángulo de Rendimiento” (Huber). Quirón también está trígono a Júpiter -conjunto partil al Nodo Norte- en Libra, y quincunce a Venus en Cáncer, formando la figura del “Triángulo Dominante” cuyas características desarrolladas por los Huber describen al detalle la psicología y la vida de Tim Guénard -creatividad, solución positiva de sus problemas, irradiación en el entorno-, de allí lo de “dominante”. Por fin, Quirón también está sextil a Saturno en Sagitario, que a su vez está trígono al Sol-Urano formando la figura del “Triángulo de Ambivalencia” (Huber), cuyo ángulo azul -en este caso Saturno- marca la conmutación o el buen control para el manejo de las energías rojas de la oposición y las cuadraturas.

Además de Saturno estar en Sagitario, el aspecto central creo yo que es ese trígono entre Quirón y Júpiter con el Nodo Norte, que le otorga la fe y la capacidad de hallar sentido en todo lo que le pasa. Lo más remarcable es pues esa posibilidad de trabajo con su Voluntad (de lo que él mismo habla) solar-leonina y de Marte, y los encuentros con gente especial (primero la abuela, una tía, un pordiosero que le enseña muchas cosas, la jueza; luego un sacerdote, los discapacitados, la novia, ¡hasta la mismísima Madre Teresa de Calcuta!), que van transformando su vida y posibilitando una resiliencia admirable.

Escuchemos la introducción, observando los increíbles símbolos concretos quironianos:

"Mi nombre es Philippe, y me llaman Tim porque mi nombre iroqués es Timidy. Significa "Señor de los Caballos". Mi memoria herida fue más difícil de domar que un pura sangre salvaje. Guénard podría interpretarse como "firme en la esperanza". Siempre he creído en el milagro. Esa esperanza que nunca me ha faltado, ni siquiera en lo más negro de la noche, se la deseo hoy a todo el mundo.

"Mi vida está tan magullada como mi cara. Los golpes más violentos los he recibido de quienes deberían haberme tomado de la mano y decirme "te quiero". He sobrevivido gracias a tres sueños: lograr que me expulsaran del correccional –una hazaña nunca consumada hasta entonces-; convertirme en jefe de pandilla; matar a mi padre.

"He realizado estos sueños. Excepto el tercero. Pero durante años, la llama de la venganza me hizo vivir. En la prisión de mi odio me visitaron personas habitadas por el Amor e hicieron que me arrodillara en el corazón. Debo la vida a quienes la sociedad rechaza, a los achacosos, a los lisiados, a los discapacitados, a los "anormales". A ellos les dedico este libro.

"El hombre es libre de alterar por completo su destino para lo mejor o para lo peor: yo, hijo de alcohólico, niño abandonado, he hecho marrar el golpe a la fatalidad. He hecho mentir a la genética. Ese es mi orgullo.

"Para ser un hombre se necesitan cojones. Para ser un hombre de amor hay que tenerlos aún más grandes. Tras años de combate, enterré el hacha de guerra con mi padre, conmigo mismo y con mi pasado.

"A veces cojo el volante de mi vieja camioneta y me voy, cuando me lo piden, a contar una parte de mi caótica vida. Voy por los alrededores o más lejos, en Francia o en el extranjero, a los colegios y a las cárceles, a las iglesias y a los tribunales, a los estadios y a las plazas públicas…

"Doy fe de que el perdón es el acto más difícil de plantear: el más digno del hombre, mi combate más hermoso. El amor es mi puño final. De ahora en adelante camino por la senda del amor."

Pero veamos lo que dice sobre el perdón en la conclusión del libro, en ese proceso de sanación, tan lento:

"El perdón no es una varita mágica. Existe un querer perdonar y un poder perdonar, a veces se quiere perdonar pero no se puede. Cuando se puede, cuando por fin la cabeza y el corazón terminan poniéndose de acuerdo, queda el recuerdo, esas cosas dolorosas que suben a la superficie, que perturban y reavivan el odio. Es el perdón de la memoria. No es precisamente el más sencillo. Exige mucho tiempo.

"Durante diez años le he venido preguntando a Martine: '¿Me quieres?'. No podía creer en su amor. Mi curación se ha producido a largo plazo. Si, se necesita tiempo. He tenido la suerte de encontrar a personas auténticas. Me han querido, aceptando la huella de mi pasado. Se atrevieron a admitir mi diferencia, mis sobresaltos de hombre herido. Escucharon mi sufrimiento, y me siguieron amando después de las tormentas. Ahora tengo conciencia de lo que he recibido.

"El pasado se despierta por efecto de un sonido, de una palabra, de un olor, de un ruido, de un gesto, de un lugar apenas entrevisto… Basta una nada para que surjan los recuerdos. Me zarandean, me desgarran. Me recuerdan que aún tengo sensibilidad a flor de piel. Aún me duele. Quizás nunca me apacigüe del todo. Sin duda deberé renovar mi perdón, una y otra vez. ¿Es este el 'setenta y siete veces siete' del que habla Jesús?

"Perdonar no es olvidar. Es aceptar vivir en paz con la ofensa. Es difícil cuando la herida ha atravesado el ser entero hasta marcar el cuerpo como un tatuaje letal. Recientemente he debido sufrir una operación en las piernas: los golpes de mi padre provocaron algunos estropicios físicos irreparables. El dolor se despierta con frecuencia, y con él, la memoria.

"Para perdonar, es preciso recordar. No hay que esconder la herida, enterrarla, sino, al contrario, exponerla al aire, a la luz del día. Una herida escondida se infecta y destila su veneno. Es preciso que se la vea, que se la escuche, para poder convertirse en fuente de vida.

"Yo doy fe de que no hay herida que no pueda ir cicatrizando lentamente gracias al amor"

Y en el último trecho del libro observemos cómo se le abren las heridas primales hasta el final, siempre, eternamente, recibiendo el veneno como dice la leyenda de Quirón. Pero también de cómo las va curando:

"Hasta la edad de 16 años, soñé furiosamente que mi madre venía a recogerme. Después acepté la intolerable idea de haber sido abandonado por quien me llevó en su vientre. Entonces decidí que sería mejor que no la volviera a ver jamás. "Y sin embargo, sucedió. De improviso. Fue después de mi boda. Una tía me había invitado a una reunión de familia sin decirme que allí me encontraría con mi madre. Me encontré de pronto frente a una mujer morena, joven y bella.

"No hizo un solo gesto al verme. Ni una mueca.

"Me acerqué a ella y le dije: -Mi único sueño es que me des un beso…-
"Se echó para atrás imperceptiblemente.
-"… o tu mano sobre mi hombro, si lo prefieres. Un solo gesto, eso bastará…-

"Ella mantuvo las distancias y respondió: -Eres como tu padre… ¡El honor, nada más que el honor!-

"Esperé durante algunos segundos un gesto que no habría de llegar. Me largué de allí. Iba a salir cuando mi madre me cogió en el rellano. Me preguntó:
"-¿Has perdonado a tu padre?
"-Sí, le he perdonado.

"Ella se encerró en sí misma. Su rostro quedó crispado, duro. Sin duda, no podía aceptar que hubiera perdonado a ese hombre que me había quebrado el cuerpo. No admitía que los pusiese a los dos en un mismo plano de perdón. Me soltó:

"-Sí, eres como tu padre. Serás un mal marido y un mal padre…

"Hay palabras más violentas que los puñetazos. Las palabras del veneno de la desesperanza, de la fatalidad. Mi madre no medía el alcance de su afirmación.

"Fue preciso otra mujer, Martine, mi esposa, para poder purgar este veneno mortal. Ella me cuidó con una paciencia de ángel, día tras día.

"Gracias a Martine, hoy puedo decir esto que parece impensable: la felicidad que recibo de nuestros cuatro hijos, también se la debo a mi madre. Ella es quien me ha dado la vida, ese inestimable tesoro.

"Hoy lucho por ser un buen padre, un buen marido y un buen hijo… de Dios Padre.

"Mis hijos se han convertido en mis raíces. Junto a ellos, el hombre herido que soy ha obtenido curación. Cuando me llaman papito, siento que me recorre la espina dorsal un delicioso escalofrío. Es una emoción exquisita. No quiero acostumbrarme a que me llamen papito. Es la cosa más hermosa del mundo. Me acuerdo de todos esos "papitos" que me faltaron. Doy gracias. Y confío a Dios Padre todos los niños que no tienen a nadie a quien decir "papito".

Fuentes de las imágenes:
Título: collage proporcionado por el autor
Estatua de Quirón y Aquiles: I, Sailko, CC BY-SA 3.0 , via Wikimedia Commons
Niño triste: Imagen de PublicDomainPictures from Pixabay
Herida primaria: Imagen de Stefan Keller from Pixabay
Lapitas: Sebastiano Ricci, Public domain, via Wikimedia Commons
Rebelión: Imagen de Suzanne Morris from Pixabay
Curación: Imagen de Cindy Barth from Pixabay
Ciclo de Chiron: provided by Manuel Quiles
Mapa de Tim Guénard: data via https://fr.wikipedia.org/wiki/Tim_Gu%C3%A9nard

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