Los tránsitos de los planetas

Efectos del tránsito de Urano

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Interior

Los tránsitos de Urano suelen dejarle nervioso, quizá incluso irritable. Sus causas rara vez son evidentes; habitualmente provienen de algo en su cuerpo, mente o vida exterior que ha sido pasado por alto o malinterpretado. Pueden indicar que se ha desviado de su rumbo en algún ámbito, que la manera en que actúa, en lo personal o profesional, está fuera de sintonía con quien usted es en realidad. Por ejemplo, puede estar bajo presión de la familia, el trabajo o el entorno social que resulte totalmente inapropiada para su verdadera naturaleza. En ese caso, el tránsito de Urano aparece como una respuesta interna a una situación externa. La misma tensión también puede originarse en una fuente puramente interna, una parte de usted que exige atención y libertad. De cualquier modo, los tránsitos de Urano señalan épocas en las que usted quiere, o necesita, liberarse de aspectos de su vida que se han vuelto restrictivos. Tales restricciones rara vez favorecen su crecimiento. Un sentido equivocado de autodisciplina no justifica suprimir las áreas que reclaman cambio, incluso un cambio radical.

Su búsqueda de mayor libertad personal y de autoexpresión resulta más constructiva cuando canaliza la energía uraniana de forma consciente y cuidadosa. Esperar hasta explotar, en sentido figurado, es una mala estrategia; el caos resultante puede destruir cosas que no necesitan perderse. Tal vez deba moderar la energía uraniana por su propio bien y por el de los demás, pero moderar no es lo mismo que reprimir. Cuando se maneja adecuadamente, estas energías pueden beneficiarle a usted y a todos los que le rodean.

Exterior

La mayoría de las personas percibe las manifestaciones externas de Urano con mayor facilidad que las internas. Su energía puede aparecer en forma de encuentros con grupos sociales o culturales que le inquietan. Cualesquiera que sean sus sentimientos, recuerde que la mayoría de estos grupos no es intrínsecamente buena ni mala. Si reacciona con intensidad, tome eso como señal para examinar la situación de manera consciente y objetiva antes de tomar partido. Si rechaza de forma refleja a cualquier grupo, idea o movimiento fuera de la corriente principal sin intentar comprenderlo primero, se complicará la vida. Siempre que dichos movimientos surjan para satisfacer una auténtica necesidad de cambio, persistirán hasta que el cambio se produzca, sin importar cómo se sienta usted al respecto.

Otro síntoma perturbador de los tránsitos de Urano es la aparición de sucesos inusuales que quedan muy fuera de la experiencia normal. Llegan de repente y sin aviso, lo que los hace casi imposibles de prever, por mucho autoanálisis que realice. Los astrólogos bromean diciendo que, si intenta predecir el resultado de un tránsito de Urano, lo que usted imagine casi con seguridad no será lo que ocurra. Por ello, la mejor respuesta es vivir con la mayor flexibilidad posible durante los tránsitos importantes de Urano y evitar planes rígidos y predeterminados salvo que resulten absolutamente necesarios.

El punto clave sobre los tránsitos de Urano, interiores o exteriores, es que su propósito no es causar dificultades inútiles. En términos tradicionales, la energía uraniana no es «maléfica»; simplemente es desafiante. Todos tenemos apegos y deseos que se resisten a un cambio súbito e inesperado, por lo que nos esforzamos en bloquearlo. Sin embargo, las restricciones que nos imponemos a nosotros mismos y a los demás para evitar el cambio terminan por marchitar la vida. Como escribió Leonard Cohen en Anthem –

Haz sonar las campanas que aún puedan sonar
Olvida tu ofrenda perfecta
Hay una grieta en todo
Así es como entra la luz

Urano trae la grieta por la que entra la luz.

Urano a nivel personal

Como planeta más allá de Saturno, Urano no actúa con fluidez en el plano puramente personal. Quienes expresan su energía solo de manera personal tienden a ser disruptivos sin motivo – rebeldes sin causa – y contrarios sin sentido. De hecho, se les manipula con facilidad; basta pedirles que hagan lo contrario de lo que se desea y lo harán. Tales personas tratan el contrariar como una vocación. Apropiarse de la energía uraniana sin encarnar nada verdaderamente uraniano en un sentido social o histórico más amplio es la forma de expresión que con mayor probabilidad produce resultados negativos.

Urano a nivel interpersonal

Nuevamente, la energía de Urano no opera de manera óptima en el nivel interpersonal. Los planetas que funcionan bien entre personas representan energías alineadas con la conciencia cotidiana; establecen normas en lugar de provocar cambios radicales. Dado que Urano trabaja fuera del marco social habitual, ningún grupo o ideología convencional puede encarnar fácilmente su energía. Incluso los grupos que creen hacerlo suelen quedarse cortos. Pueden desear reformar la sociedad, pero ni quieren ni son capaces de alterarla de forma fundamental. Por ello, en la década de 1960, algunos de los opositores más firmes al cambio radical fueron los mismos liberales que se esperaba lo apoyaran: tenían demasiado invertido en el statu quo. Estos grupos, representados más exactamente por Júpiter, suelen oponerse de modo particular a la expresión social de Urano.

Urano a nivel trascendente

Este es el ámbito donde Urano encuentra su expresión más adecuada. Incluso aquí, sin embargo, sus energías resultan difíciles de acoger, sobre todo cuando se manifiestan mediante movimientos sociales radicales y poco convencionales. Urano no es un planeta social ni interpersonal; su naturaleza trascendente se expresa con mayor pureza en el individuo iluminado. Muchos teóricos sociales suponen que el paso más allá del individuo es lo colectivo, pero esta idea – común tanto en la ideología fascista como en la marxista – es errónea. Ningún orden social, pasado o presente, supera al individuo integrado y consciente. Esa persona logra una plenitud total: cada parte del yo funciona de modo que sirve al máximo a la integridad del conjunto al expresarse por completo.

Aunque la mayoría de las personas lucha por alcanzar este nivel de integración interna, el cuerpo humano ofrece un modelo. Ninguna parte del cuerpo se reprime; cada una expresa su función única mientras sirve al conjunto. Ninguna sociedad ha igualado jamás este estándar. Todo orden social ha sido una colección no integrada de individuos, mantenida en gran medida suprimiendo la individualidad de casi todos, incluidos quienes están «arriba».

Tampoco me refiero al individualismo radical promovido en la cultura contemporánea, porque el llamado «individuo» en ese contexto no es verdaderamente individual. La palabra individuo procede del latín y significa «indivisible»; el verdadero individuo es un ser completamente integrado y plenamente expresivo que conoce sus propias fortalezas y capacidades. Una sociedad compuesta enteramente por dichos individuos – y solo una sociedad así – podría representar el siguiente nivel evolutivo. En ella, cada persona contribuiría siendo plenamente sí misma. Las energías de Urano, Neptuno y Plutón señalan la irrupción en la realidad ordinaria de fuerzas capaces de transformar al «individuo» fragmentado de hoy en el verdadero individuus o individua. Esto explica por qué estas energías planetarias se ven a menudo como amenazadoras y subversivas.

La expresión más auténtica de la energía uraniana se halla en los avances y pequeñas iluminaciones que experimentan las personas en el camino hacia la plena individuación. Aunque tales individuos puedan parecer extraños a los demás, rara vez amenazan el orden social más amplio; simplemente se sitúan fuera de él. La historia ofrece muchos ejemplos: hombres y mujeres santos, sabios y seres iluminados. La buena noticia es que no se limitan a unas pocas figuras extraordinarias, como Jesús o el Buda; han existido muchos más, y la mayoría ha pasado desapercibida.