Los tránsitos de los planetas

Tránsitos de Plutón



Tránsitos a la Luna

Con Plutón en tránsito sobre la Luna natal observamos la reunión de dos energías planetarias tan alejadas como sea posible. La fuerza de Plutón es la más trascendental de todas las que se usan en astrología, mientras que la Luna es la más intensamente personal. Debido a que la Luna se mueve con gran rapidez, dos personas nacidas con solo unas horas de diferencia presentan configuraciones lunares notablemente distintas. La Luna se refiere a aspectos del ser que funcionan en un nivel previo y, metafóricamente, inferior al de cualquier otro planeta. Simboliza las energías y actividades vivas que operan por debajo de la conciencia, uniéndonos a la biosfera con la misma firmeza con que las raíces conectan a una planta con el suelo. Por ello, las manifestaciones de la Luna varían enormemente de un individuo a otro; lo que registramos conscientemente son meros efectos de esa energía, no la energía misma.

Donde la Luna es profundamente personal, la energía de Plutón es remota, transpersonal y trascendente. Actúa casi por completo más allá de la conciencia ordinaria y representa fuerzas vastas y lentamente cambiantes que parecen situarse fuera del control de los individuos e incluso de la humanidad en su conjunto. El deslizamiento de las placas tectónicas, por ejemplo, acumula presión hasta que un terremoto la libera. Plutón también se vincula con lo que llamamos fuerzas históricas. Aunque estas fuerzas surgen en parte de la actividad colectiva humana, los historiadores reconocen ahora que los cambios climáticos, la proximidad a mares o desiertos y el desplazamiento de patógenos y especies por el planeta desempeñan papeles decisivos. Estos factores, por nombrar solo algunos, tienen poco que ver con la intención humana.

Combinar estas dos energías puede resultar difícil. En el plano emocional –el ámbito de la Luna– la fuerza plutoniana puede desencadenar sentimientos excesivos o incluso obsesivos. La energía lunar, destinada a fomentar amor, nutrición y apoyo, puede, bajo la influencia de Plutón, volverse controladora, celosa, posesiva o colérica. A veces la combinación señala fuerzas internas profundas que impulsan a la persona de una etapa de crecimiento a otra. Esto no tiene por qué ser patológico; dentro del desarrollo normal, Plutón puede marcar puntos de inflexión. Cuando las cosas sí se tornan patológicas, el periodo de tránsito puede traer quiebres emocionales y alteraciones de los sistemas de apoyo en los que se suele confiar. Si la persona recibe orientación sabia y apoyo real, incluso el más desafiante tránsito Plutón–Luna puede conducir a una vida mucho más rica de lo que parecía posible al inicio del proceso.

Tránsitos a Mercurio

Mercurio gobierna toda forma de transmisión de información y conocimiento. Toma la esencia de un mensaje y la convierte de un medio en otro: traducimos el pensamiento en palabras para hablar o en símbolos para escribir. Por lo tanto, el movimiento está implícito en el simbolismo de Mercurio, ya sea de ideas o de objetos, habitualmente en distancias relativamente cortas.

Plutón, en contraste, se asocia a una transformación lenta e inevitable. Un proceso plutoniano tiende a desarrollarse sin ser notado y solo se vuelve problemático cuando se bloquea. Un destello repentino de intuición no es plutoniano; una revisión a largo plazo de todo el sistema de pensamiento sí lo es. Una frase clave útil para los tránsitos de Plutón a Mercurio es cambio de mentalidad. Aunque Mercurio se ocupa fundamentalmente de transmitir conocimiento e información, no siempre se involucra con el contenido; su prioridad es la transmisión precisa. Sin embargo, el contenido suele entrar en escena, pues las ideas mal organizadas son difíciles de comunicar. Mercurio también posee cualidades que no derivan directamente de su papel de mensajero. Por ejemplo, rige a la gente joven, normalmente desde la adolescencia hasta unos treinta años. Cuando Plutón transita Mercurio, un encuentro transformador con una persona más joven puede desempeñar un papel decisivo en la vida.

Tránsitos a Venus

Plutón es un planeta trascendental, vinculado a poderes que trascienden no solo a los individuos sino también a las naciones y culturas. Venus se considera personal aunque rija las relaciones, porque esas relaciones suelen ser individuales e íntimas. No obstante, Venus tiene igualmente una faceta trascendental e impersonal: el amor y la creatividad. Plutón se combina con mayor facilidad con esta segunda faceta que con la primera, como mostrarán las interpretaciones siguientes. Antes, sin embargo, conviene esbozar los dos modos generales de interacción Plutón–Venus.

La fuerza transformadora de Plutón puede sobrepasar con facilidad el simple deseo de afecto y compañía de Venus. La forma cotidiana en que manejamos los asuntos venusianos está ligada al yo y la personalidad – subconjuntos limitados de nuestro ser total. Cuando este primer modo de energía venusiana se mezcla con Plutón, surgen cuestiones de ego. A lo largo de este material se recuerda al lector que Plutón no se somete fácilmente a las demandas del yo. Una manifestación es que el amor y la sexualidad, juntos o por separado, se enredan con ansias de poder y control: emergen celos, posesividad o chantaje emocional. Una manifestación menos común pero más edificante es un amor tan intenso que transforma por completo a las personas implicadas. Sin embargo, tales relaciones a menudo se consumen; la intensidad es difícil de sostener y las parejas duraderas rara vez mantienen ese nivel de poder.

En las artes, Plutón puede fundirse con Venus de forma más armoniosa. El trabajo creativo permite al artista canalizar la fuerza trascendental de Plutón a través de Venus en lugar de hacerlo mediante el ego personal. La creación transforma al creador y, a su vez, transforma a todo aquel que entra en contacto con la obra. Esto es tan cierto para la música popular con un ritmo potente como para las formas clásicas: los medios son venusianos, el impacto plutoniano.

Tránsitos al Sol

Esta es una combinación excepcionalmente potente. El Sol representa la energía fundamental del sistema solar y, en los seres humanos, la fuerza vital misma. De forma única, funciona cómodamente en los tres niveles. Personalmente, aporta vitalidad psicológica y física básica, aunque el ego suele apropiárselo. Interpersonalmente, significa gobierno: reyes, presidentes, gobiernos. Trascendentalmente, simboliza la conciencia misma, tanto psicológica como espiritual. Muchas culturas han adorado al Sol como dios, y el cristianismo primitivo adoptó gran parte de ese simbolismo – auras, Navidad en el solsticio de invierno, el domingo como día sagrado. Combine eso con el poder transformador de Plutón y el potencial resulta enorme.

Los tránsitos difíciles de Plutón al Sol suelen surgir cuando la energía solar ha sido secuestrada por el ego y confundida con la voluntad. La verdadera voluntad es libre; la voluntad regida por el ego está compelida por deseos inconscientes que la persona no puede explicar. Esto daña tanto la expresión solar como la plutoniana y propicia luchas de poder e intentos despiadados de dominar. Aunque tales extremos son raros, la historia ofrece abundantes ejemplos.

En otras ocasiones, la combinación es dura porque puede coincidir con averías físicas graves, especialmente cuando el cuerpo no puede eliminar desechos –una función plutoniana.

Tránsitos a Marte

Esta pareja es desafiante. Los astrólogos a veces llaman a Plutón la octava superior de Marte, reconociendo sus similitudes. Sin embargo, cualitativamente Marte es claramente caliente y seco, mientras que la expresión de Plutón varía. A menudo ambas energías son empleadas por el ego e involucran poder. Marte debería defender lo que necesita defensa, pero con frecuencia se convierte en agresión ciega. Plutón es trascendental, pero intentar aprovechar su fuerza para fines egoístas es aún más desastroso. Juntos duplican el peligro, por lo que su poder debe dirigirse conscientemente.

En su mejor versión, esta combinación aporta la fuerza necesaria para realizar un cambio imprescindible cuando la resistencia se ha vuelto mortal. La destrucción sirve entonces a un bien mayor, por dura que parezca –la Segunda Guerra Mundial se cita a menudo. El problema es saber cuándo tal acción drástica es realmente necesaria. Una analogía médica ayuda: cuando una pierna está gangrenada, la amputación es la única forma de salvar a la persona. Eso ilustra la energía Plutón–Marte.

Afortunadamente, la mayoría de las personas experimenta este tránsito más como la capacidad para un esfuerzo heroico que como catástrofe, superando un obstáculo inevitable. La palabra clave es heroico; si la situación no justifica ese término, probablemente la energía se esté aplicando mal.

Con demasiada frecuencia, sin embargo, aparece en forma de ambición despiadada: individuos decididos a destruir a cualquiera que se cruce en su camino, provocando respuestas similares y, en sentido figurado, iniciando una guerra.

Tránsitos a Júpiter

La energía de Júpiter es interpersonal, la de Plutón trascendental, por lo que no están muy alejadas en la escala de tres niveles. Dado que la mayoría de la gente considera a Júpiter relativamente fácil, los tránsitos Plutón–Júpiter aprovechan con mayor facilidad su potencial elevado: reforma, cambio positivo y regeneración en lugar de colapso y conflicto.

Más que cualquier otro planeta, Júpiter se manifiesta en el amplio orden social: derecho, educación superior, medicina, religión; en suma, la cultura misma, entendida como el conjunto de ideas, creencias y prácticas que definen a un pueblo.

Plutón es cambio y transformación, a menudo originados más allá de la cultura o del Estado individual, en el mundo natural y la propia Tierra. También rige fuerzas a largo plazo que remodelan la sociedad. Las actuales migraciones masivas y los renacidos cismas culturales son ejemplos.

Juntos, estos energías buscan impulsar reformas sociales de gran alcance destinadas a sanar e integrar. Pueden fracasar cuando egos poderosos tratan de desviar la fuerza plutoniana hacia sus propios fines, y la reforma de una persona puede convertirse en la opresión de otra.

En los individuos, Plutón–Júpiter suele acompañar terapias prolongadas, sanación o auto-mejoramiento. El lado negativo aparece cuando alguien está tan convencido de tener razón que infringir la ley le parece justificado – y a veces acierta, otras se equivoca.

Tránsitos a Saturno

Saturno tiene dos rostros. El más familiar representa disciplina, orden, estructura y necesidad, a menudo vividos como obstáculos que frustran deseos personales. La astrología tradicional catalogó a Saturno como maléfico, pero no es un malhechor intencional.

El rostro superior, como Plutón, es trascendental, marcando el límite entre la realidad interpersonal y lo que hay más allá.

En consecuencia, el tránsito de Plutón sobre Saturno es exigente más que doloroso sin motivo. Requiere persistencia y disposición para aprender lecciones duras, pero no es preciso estar iluminado para manejar incluso la combinación más difícil.

En el plano interpersonal, las personas suelen encontrar un proceso de endurecimiento: las libertades se reducen, las oportunidades disminuyen, las opciones se encogen y los acontecimientos se sienten predestinados.

En el nivel trascendental, sin embargo, lo que parece destino es en realidad una llamada a trascender la realidad de consenso. Las presiones extremas Plutón–Saturno obligan a retirarse del llamado mundo real, revelando alternativas que la conciencia ordinaria jamás imaginaría.


Nota: No todo el mundo experimenta estos tránsitos con la misma intensidad. Saturno pasa aproximadamente dos años y medio en cada signo, de modo que las personas nacidas cerca unas de otras comparten posiciones de Saturno similares. Los efectos son más notables cuando:

  1. Saturno está cerca del Ascendente, Medio Cielo, Descendente o I.C. (los ángulos).
  2. Saturno forma aspectos estrechos con el Sol, la Luna u otro planeta en un ángulo.
  3. La carta contiene muchos planetas o puntos en Acuario o Capricornio.
  4. Saturno aspecta muchos puntos de la carta además de los mencionados.

Si nada de esto se aplica en su carta natal, los tránsitos serán perceptibles pero no muy poderosos.

Tránsitos a Urano

Tanto Plutón como Urano funcionan mejor en el nivel trascendental. Cuando las circunstancias los obligan a descender al nivel interpersonal o, peor aún, al personal, los resultados pueden ser desafortunados.

Ambos planetas significan cambio, pero con estilos diferentes. Plutón rige la metamorfosis: cambios lentos y poderosos impulsados por fuerzas a largo plazo, como el movimiento de las placas tectónicas. Urano aporta cambio súbito, impredecible y extremo. Continuando la metáfora geológica: cuando la inmensa fuerza de Plutón se atasca, Urano la libera en un terremoto repentino. El rayo, fenómeno uraniano clásico, ilustra su naturaleza eléctrica.

Históricamente, su combinación señala convulsiones. La conjunción Urano–Plutón de los años sesenta, opuesta por Saturno, coincidió con las luchas por los derechos civiles, disturbios estudiantiles y el auge de la contracultura. Desde 2010 en adelante, una serie de cuadraturas Urano– Plutón se inició con la Primavera Árabe y concluyó con el ascenso de fundamentalismos extremos.

Cuando Plutón transita el Urano natal (suponiendo que Urano esté fuertemente situado), la persona puede atravesar grandes cambios personales o involucrarse profundamente en una revolución social. Una frase útil es cambio revolucionario. Incluso si la vida propia permanece estable, la sensibilidad a la agitación colectiva aumenta drásticamente.


Nota: Urano pasa unos siete años en cada signo, por lo que quienes nacieron cerca comparten su posición. Estos tránsitos son más notorios cuando:

  1. Urano está cerca del Ascendente, Medio Cielo, Descendente o I.C. (los ángulos).
  2. Urano forma aspectos estrechos con el Sol, la Luna u otro planeta en un ángulo.
  3. Urano aspecta muchos otros puntos de la carta.

Si nada de esto se aplica, los tránsitos serán observables pero no muy poderosos.

Tránsitos a Neptuno

Plutón y Neptuno son ambos planetas trascendentales. Su ciclo mutuo ha resultado crucial en la investigación histórica: los aspectos mayores entre ellos coinciden con puntos de inflexión. Actualmente se mueven a velocidades similares mientras mantienen un sextil, eco de su relación durante el Renacimiento italiano. En otras épocas Plutón se desplaza mucho más lentamente. Como resultado, la sincronía de los tránsitos Plutón– Neptuno varía de generación en generación, punto tratado en la introducción de esta sección.

Su combinación es difícil de comprender por completo. Neptuno difumina la realidad ordinaria; su energía sugiere que la realidad misma es mutable. En su nivel más alto se conecta con una espiritualidad sublime, aunque no sea así como se experimenta normalmente.

Plutón, por su parte, significa transformación lenta, poderosa e inexorable. Juntos señalan las fuerzas que traen las cosas gradualmente hacia y fuera de la existencia tal como la conocemos.


Nota: Neptuno permanece unos catorce años en un signo. Estos tránsitos son más intensos cuando:

  1. Neptuno está cerca del Ascendente, Medio Cielo, Descendente o I.C. (los ángulos).
  2. Neptuno forma aspectos estrechos con el Sol, la Luna u otro planeta en un ángulo.
  3. Neptuno aspecta muchos otros puntos de la carta.

Si nada de esto se aplica, los tránsitos serán observables pero no muy poderosos.

Tránsitos a Plutón

Como con cada planeta que transita su posición natal, estos pasajes marcan etapas clave del ciclo planetario. Plutón, sin embargo, es único. Es uno de los objetos del Cinturón de Kuiper, con una órbita excéntrica e inclinada. Aunque su revolución completa lleva aproximadamente 245 años (tropical) o 248 (sideral), los intervalos entre sus retornos mayores varían mucho según dónde comience el ciclo en el zodíaco. Para una generación un aspecto Plutón–Plutón puede ocurrir mucho antes o después que para otra, por lo que su significado debe describirse generación por generación.

Tránsitos a Quirón

Plutón trata, en última instancia, de la transformación lenta e inevitable. Los intentos de suprimir procesos plutonianos convierten las dificultades en catástrofes: las placas deslizantes que se mueven libremente hacen poco daño, pero si se atascan, la presión se acumula hasta que un terremoto la libera. En el plano humano, Plutón favorece la curación profunda pero se vincula igualmente a la desintegración. La tarea es moderar la fuerza de Plutón o, mejor, nuestra respuesta, de modo que fomente el crecimiento en lugar de la destrucción.

En los organismos vivos, el crecimiento está gobernado por mecanismos internos de sincronización que desencadenan cambios mayores –la pubertad, por ejemplo. El desarrollo de la sexualidad es un ejemplo plutoniano, al igual que una psicoterapia exitosa y ciertas prácticas espirituales. Plutón en sí no es sexual ni espiritual; simplemente rige las transformaciones a largo plazo en un todo orgánico. Los sucesos no relacionados no son plutonianos.

Así, cuando Plutón se combina con Quirón, el resultado puede ser curación y crecimiento espiritual, o desintegración y decadencia.


No todo el mundo siente estos tránsitos con la misma intensidad. Quirón debe estar fuertemente situado para tener un impacto notable. Cobra poder cuando:

  1. Quirón está cerca del Ascendente, Medio Cielo, Descendente o I.C. (los ángulos).
  2. Quirón forma aspectos estrechos con el Sol, la Luna u otro planeta en un ángulo.
  3. Quirón aspecta muchos otros puntos de la carta.

Si nada de esto se aplica, los tránsitos serán observables pero no muy poderosos.

Tránsitos al Medio Cielo

El Medio Cielo indica la dirección de vida. Los textos medievales lo describen en términos de estatus social, mientras que las fuentes griegas antiguas usan la palabra praxis: acción, lo que uno hace dentro del orden social. La sociedad moderna lo equipara a la carrera, pero dirección de vida es el término más amplio.

El Medio Cielo es un punto, no un planeta; carece de energía intrínseca. Es el lugar donde la energía se manifiesta. Cuando Plutón aspecta el Medio Cielo natal, su poder transformador afecta lo que aparece a través de ese punto. Todos los aspectos mayores de Plutón al Medio Cielo son, por tanto, potentes y merecen atención.

Tránsitos al Ascendente

El Ascendente, el grado exacto que se eleva por el este, es un punto clave de la carta. Representa el rostro que mostramos al mundo, nuestro cuerpo físico y la personalidad que los demás pueden ver.

Plutón transforma. Cuando aspecta el Ascendente, modifica cómo nos mostramos en el mundo. Plutón también significa extremos, poder y ciclos de derrumbe y reconstrucción. Cada tránsito de Plutón al Ascendente lleva estos temas a una expresión visible.

Muchos de estos cambios son simplemente fases de crecimiento. Pero si la energía de Plutón se bloquea, se intensifica y los cambios se vuelven problemáticos. El cambio suprimido puede estallar de repente; si se vuelve a bloquear, pueden seguir colapsos psicológicos, físicos o relacionales.

Aunque las transformaciones drásticas rara vez son bienvenidas, pueden restaurar las condiciones originales y permitir la renovación. Una crisis psicológica puede iniciar un renacimiento espiritual; una enfermedad física, tratada adecuadamente, puede inaugurar una salud renovada.

Tránsitos a los Nodos Lunares

Dado que el ciclo de Plutón con los nodos dura mucho más que una vida humana, la mayoría de las personas experimenta solo dos de sus cuatro contactos nodales mayores. Este texto se centra, por tanto, en los tránsitos Plutón–nodos actuales, inmediatamente precedentes e inmediatamente posteriores.

Los cuatro puntos nodales marcan etapas en enviar energía a redes sociales y personales (Nodo Norte) y recibir sus resultados (Nodo Sur). Las curvaturas sirven de puente entre ambos.

Las energías trascendentales de Plutón operan en gran medida fuera de la conciencia ordinaria, por lo que es difícil ser consciente de lo que hacemos y experimentamos durante estos tránsitos. Rara vez causan crisis inmediatas, pero la falta de conciencia puede tener consecuencias en el próximo tránsito dentro de la misma vida. Como la experiencia de cada fase está moldeada por las acciones de la anterior, estos ciclos justifican de verdad el manoseado término kármico: karma significa literalmente acción.

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Acerca de Robert Hand

Robert Hand es uno de los astrólogos más conocidos y prestigiosos del mundo. Tiene un especial interés en las dimensiones filosóficas de la astrología y está muy dedicado a la programación informática. Actualmente trabaja en Arhat Media como editor, traductor y editor de antiguos escritos astrológicos. Rob Hand vive en Las Vegas, Nevada, EE. UU.

Rob se graduó con honores en historia en la Universidad de Brandeis y realizó estudios de posgrado en Historia de la Ciencia en Princeton. Comenzó a ejercer la astrología en 1972 y, a medida que tuvo éxito, empezó a viajar por todo el mundo como astrólogo profesional a tiempo completo. En 2013, la Universidad Católica de América le otorgó el título de doctor en filosofía (Ph. D.).


(Fuente de la imagen: Wikipedia, © CC 3.0)

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