Propuestas propioceptivas para la práctica astrológica o Cómo la somática y la astrología se necesitan y se aman con locura
por Isaac Forns
El sentimiento sin simbolización es ciego,
la simbolización sin un sentimiento es vacía.
Eugene Gendlin
La relación entre astrología y psicoterapia somática parece apuntar a una complementariedad exacta y necesaria. Sabemos que el mapa no es el territorio. En este provechoso mutualismo, el Trabajo de Proceso (territorio) dispone de la carta natal (mapa) para profundizar en el descubrimiento de las múltiples capas de la psique. Simultáneamente, la astrología dispone de la somática para concretar, comprobar y encarnar el lenguaje sagrado en el presente.
¿Cómo afrontamos los/las astrólogos/as la dicotomía cuerpo-mente? ¿Queda el cuerpo relegado a mero soporte de la psique o juega algún papel en el desarrollo personal? ¿Cuál es este papel? ¿Cómo participa el/la nativo/a en la consulta astrológica?
Desde tiempos platónicos, la voluntad epistemológica de la mente-logos ha pretendido comprender desde la división, el análisis y la razón. La función saturnina más científica ha permitido extraer regularidades, leyes y descriptores objetivables de la realidad. Esta metodología es ciertamente útil y práctica para ahondar en el conocimiento de los sujetos de estudio. La edad moderna en el último medio milenio, desde el nacimiento de la perspectiva renacentista, pasando por el nacimiento del método científico y hasta el positivismo decimonónico, ha facilitado que el ser humano haya podido describir y escrutar con impresionante detalle piezas fundamentales del ser humano.
Sin embargo, toda esta tradición nos hace herederos de una concepción fragmentada del cuerpo-mente que somos. En consonancia con esta mirada, tratamos al cuerpo como una máquina desconectada de las experiencias de la psique. Somos hijos/as de una cosmovisión que nos separa del mundo que nos rodea. Del mismo modo, tomamos el psiquismo humano como un reino autárquico, que es tratado como sistema operativo del cuerpo-vehículo. Lo demás son terrenos oníricos, pantanosos, subjetivos y refutables. La mirada sesgada y fragmentada del modelo mecanicista que todavía pervive, y es presente y hegemónico en tantos ámbitos de la medicina o la psicología, legitima constantemente desechar las experiencias subjetivas, intrapersonales o no ordinarias de la consciencia.
Durante el siglo XX, de forma coherente con el inicio del ciclo Neptuno-Plutón (partil en 1891), numerosas aportaciones por parte del Psicoanálisis transforman la imagen de las profundidades del ser humano. El inconsciente, los sueños y la sexualidad entran en escena. Estos reconfiguran la forma en la que se concibe, se dimensiona y se trata la psique humana. Se establecen unas nuevas reglas de juego. Más adelante, durante la segunda mitad de siglo, coherentemente con el inicio de ciclo Urano-Plutón (1) (partil en 1966), se dan revoluciones rompedoras en la práctica y comprensión de la psicología. Disidentes a la ortodoxia freudiana, como Perls y la terapia Gestalt, Maslow y la Psicología Humanista, Milton Erickson y la Hipnoterapia, Grinder y Bandler y la Programación Neurolingüística, Eric Berne y el Análisis Transaccional o Stanislav Grof con la Psicología Transpersonal y su nuevo modelo integrador que incluye todos los estados convencionales y no convencionales de la psique. Estas innovaciones amplían los horizontes del conocimiento sobre nuestro operar psicológico, inimaginables algunas décadas antes.
La astrología, como disciplina milenaria, cuenta con múltiples enfoques. Diversas tradiciones han desarrollado durante siglos corpus de conocimiento, con sus técnicas y prácticas. Helenos, chinos, árabes, vedas, por nombrar algunas tradiciones principales, generan sentido y significados, llegan a nosotros en un momento de explosión informativa, de acceso a conocimientos herméticos, revelados a través de las tecnologías contemporáneas, estudiosos/as en red, comunidades emergentes con intereses y afinidades en varios enfoques. Por supuesto la astrología no es impermeable a los cambios revolucionarios en el ámbito de la psicología que se dieron durante el último siglo. A lo largo de la historia se ha actualizado, revisitado, ampliado y adaptado (2) a los signos de los tiempos que la hacían menester.
Esta hipercomplejidad, fruto de la postmodernidad líquida, invoca y evoca nuevos planteamientos. Posiblemente se requiera de nuevas perspectivas unificadoras. ¿Andamos buscando nuevos ejes, nuevos centros desde los que ampliar nuestra mirada? ¿Buscamos afinar y expandir nuestra sensibilidad, cada vez más abierta al vínculo?
Con este contexto encima de la mesa, emerge un papel renovado de la relación entre cuerpo-mente y símbolo. Éste se muestra completo y útil para transformar bucles teóricos, fijaciones internas, afirmaciones categóricas desencarnadas y etiquetas rígidas que pretenden fijar lo inherentemente dinámico de la psique. ¿La astrología y la somática se necesitan y se aman con locura?
En mis diecisiete años de estudio de la astrología, apenas me he cruzado con menciones a cómo este conocimiento se experimenta en el cuerpo, cómo se habita el símbolo, cómo se siente la maduración del arquetipo. Los enfoques más tradicionales suelen expresarse a modo de aforismos, a menudo de tono oracular. Como si fuera la voz de Dios que habla por medio de los astros y que ha sido encarnado por médiums herméticos, que por fin han sido revelados al vulgo. Sin duda con valor, tanto cultural como hermenéutico, pero básicamente desencarnado y separado de la propiocepción del nativo/a. Enfoques posteriores y más recientes, humanistas y psicoanalíticos, acercan y abren esta voz al inconsciente, a lo humano, lo acercan a la experiencia psicológica. En algunos de estos enfoques se encuentran visualizaciones, tanto del zodíaco como del panteón planetario, que efectivamente abren una dimensión experiencial y somática, fundamental para la interiorización de lo arquetípico en el cuerpo.
Seguramente haya tantos tipos de consulta astrológica como astrólogos/as en la faz de la tierra. Seguramente haya tantos tipos de consulta astrológica y protocolos de intervención como astrólogos en la faz de la tierra. Unos enfoques más tradicionales-predictivos suelen ofrecer sesiones más unidireccionales (de astrólogo/a a consultante). Unos enfoques más psicológicos-terapéuticos suelen solicitar información adicional del nativo (una breve historia de vida por escrito, por ejemplo) para la preparación de la sesión y en la consulta se posibilita un espacio de conversación en el que la información astrológica ofrecida se confronta con la vivencia del/la nativo/a. En el segundo de los enfoques, existe la posibilidad de dar cabida a la dimensión somática para facilitar y amplificar el proceso terapéutico.
En esta línea, propongo considerar posibles vectores de investigación y exploración para el desarrollo de intervenciones somáticas que nutran el vínculo cuerpo-mente y símbolo. Ejemplos y principales exponentes de este enfoque son el Trabajo de Proceso (3) de Arnold Mindell, el Focusing (4) de Eugene Gendlin, el Body Mind Centering (5) de Bonnie Bainbridge Cohen, el Somatic Experiencing (6) para trabajar con el trauma de Peter Levine y otros afines que convergen su mirada en centrar su investigación e intervención en la propiocepción. La sensación sentida (7) o felt-sense permite el trabajo somático. Sitúa la exploración en la interrelación entre lo percibido y el que percibe, y no en el contenido mismo percepción. Esto permite el proceso de transformación y trascendencia.
Desde la infancia, estamos condicionados para no hacer caso a todas estas señales corporales propioceptivas y esto marginaliza un material de incalculable valor para la integración de la psique, la manifestación del self. Para que el principio rector solar pueda ejercer su función de director de orquesta o coach ontológico, no queremos eliminar la sombra, sino que queremos poder participar de ella y con ella.
Así pues, la primera propuesta es incluir el registro de la propiocepción del nativo/a en la intervención astrológica. En el marco del Somatic Experience, Peter Levine le da espacio de diferentes maneras:
- Se comprueba que el/la paciente esté cómodo al inicio de la sesión; ajustando elementos físicos y concretos del entorno se puede facilitar la conexión con la propia información corporal y con el facilitador/a.
- Se apela, cuestiona y valora el vínculo. Determinadas preguntas ayudan y conducen a darse cuenta del vínculo en el presente: “¿Cómo estás ahora? ¿Qué notas cuando lo dices? ¿Qué está pasando ahora?”, etc.
- Se validan y comprueban las señales percibidas: “¿Esto que hablamos te pone nervioso/a?”, “Veo una gran sonrisa cuando dices…”, “Me alegra oírte con esta energía y entusiasmo”, como ejemplos.
En todos estos casos, la facilitación busca el constante diálogo a través de la propiocepción. Esta es fuente de corregulación y autorregulación del organismo y permite la elaboración del proceso. Tener presente la propiocepción como guía en el contexto de la consulta astrológica permite establecer un contexto de confianza, conexión y apertura para las sucesivas tomas de conciencia que la sesión puede facilitar.
Los pacientes pasan de estar atrapados en su historia a estar interesados en descubrir su experiencia interna (8)
Pat Odgen
En segundo lugar, localizar recursos y tensiones registrados por el nativo/a. En el marco del trabajo con el trauma de P. Levine, se postula que cada persona experimenta un vórtice traumático y su contravórtice (o vórtice recursivo). En el lado del trauma, se encuentran un conjunto de situaciones, experiencias, recuerdos, eventos o pulsiones de carácter tenso, agresivo, incómodo o doloroso. En el lado del recurso se encuentran experiencias de carácter tierno, agradable, que dan seguridad, son cómodos y nos recuerdan lo que uno es. Ese es un buen sitio desde el cual mirar e integrar.
Para generar experiencias recursivas, se puede preguntar por gustos, intereses, personas admiradas, anhelos y, de nuevo, cuestionar cómo se sienten en el cuerpo, aquí y ahora. En el momento que efectivamente se habitan estos recursos aparecen señales implícitas, a menudo de carácter corporal: una leve distensión de hombros, una ligera variación en el tono de voz, desaparece un entrecejo fruncido, aparece una leve sonrisa, etc. Este tipo de señales corporales son de suma importancia por tres motivos. En primer lugar, se confirma que ha habido una propiocepción recursiva. Ésta, en cualquier caso, en mayor o menor medida, va a generar sentido, orden y bienestar al/a la consultante. En segundo lugar, se pueden usar estas señales como anclas amplificadoras de la propiocepción. “¿Has notado que ha pasado en tus hombros?” “¿cómo ha cambiado?” “¿hay algo nuevo ahora?” Esta amplificación puede consolidar elementos recursivos, de mucha ayuda cuando se entra en el ámbito traumático. En tercer lugar, los gustos, intereses, las personas o anhelos evocados por el/la consultante nos dan ejemplos concretos de algunas configuraciones arquetípicas del nativo, que podemos ubicar en su carta natal. Me están diciendo quién es. De ese modo, se obtienen ejemplos a tiempo real de la manifestación de dicha configuración astrológica.
Un consultante me contaba con gran entusiasmo el placer que sentía al tener una relación cordial y cercana con profesores que había tenido y que ahora eran compañeros de trabajo. Le hacía sentir muy bien haber llegado a compartir despacho con algunos de ellos y haber crecido y aprendido con ellos y ahora poderse codear de tú a tú con ellos.En su carta natal se ubica la Luna en Libra en la XI en trígono con Júpiter en Acuario en la III. Por supuesto, esta configuración planetaria no indica únicamente esto, y hay otros elementos en la carta que codifican esta experiencia. Este ejemplo concreto, aportado, en el aquí y ahora de la consulta, puede ser usado como ancla recursiva al trabajar elementos tensos de su experiencia lunar y como punto de partida de nuevas propiocepciones eventualmente tensas.
Es frecuente encontrar experiencias recursivas en el nativo correlativas a configuraciones planetarias con aspectos confluentes (blandos) y experiencias traumáticas correlativas a aspectos dinámicos (duros), planetas inaspectados y planetas conjuntos a nodos.La exploración de recursos y tensiones con esta aproximación corporal ofrece mucho material de partida y de seguimiento para elaborar sucesivas tomas de consciencia acerca de los propios núcleos energéticos de la carta natal y poder madurar la expresión del arquetipo en uno mismo.
En tercer lugar, ubicar claramente los procesos primarios y secundarios del nativo/a para identificar zonas de luz y zonas de sombra en la carta natal. En el marco del Trabajo de Proceso se conciben como procesos primarios las descripciones que hace el/la cliente acerca de lo que percibe como real y objetivo. También es llamado Realidad Consensuada y hace referencia a experiencias concretas, contrastables, identificadas por la consciencia y con las que el cliente se identifica. Los procesos secundarios son, en cambio, elementos implícitos en el discurso, pueden presentarse en forma de fantasía, ensoñación o señal corporal involuntaria. El cliente no se identifica con estos elementos y, sin embargo, constantemente aparecen de forma indirecta en el transcurso de la observación de la propiocepción. También es lo que se conoce como Realidad No Consensuada y aporta mucha información clave para la resolución de conflictos o problemáticas.
La atención al presente y a la propiocepción también es la manera para ubicar primarios y secundarios. Mediante la escucha activa y la curiosidad indagadora del/la facilitador/a, estos se van revelando en una sesión.
La relación entre astrología y psicoterapia somática parece apuntar a una complementariedad exacta y necesaria. Sabemos que el mapa no es el territorio. En este provechoso mutualismo, el Trabajo de Proceso (territorio) dispone de la carta natal (mapa) para profundizar en el descubrimiento de las múltiples capas de la psique. Simultáneamente, la astrología dispone de la somática para concretar, comprobar y encarnar el lenguaje sagrado en el presente.
Notas:
1 TARNAS, Richard. Cosmos y psique. Girona, Atalanta, 2006 (completa visión de la coherencia arquetípica de los ciclos planetarios)
2 Ejemplo de ello es el trabajo de Dane Rudhyar, padre de la Astrología Humanista contemporánea.
3 MINDELL, Arnold y Amy. Riding the Horse Backwards. Process Work in Theory and Practice. Portland, Lao Tse Press, 2002.
4 GENDLIN. Eugene. Focusing. Proceso y técnica del enfoque corporal. Bilbao, Ediciones Mensajero, 2015
5 APOSHYAN, Susan. Body-Mind Psychotherapy. Principles, Techniques, and Practical Applications. Nueva York, Norton & Company, Inc., 2004
6 LEVINE, Peter. En una voz no hablada. Cómo el cuerpo libera el trauma y restaura el bienestar. Buenos Aires, Alma Lepik, 2010
7 La esencia del focusing es la capacidad humana natural de dejarse sentir y resonar los símbolos de tu propia experiencia sentida. (traducción libre del original en inglés: “The core of Focusing is a natural human process of sensing within and resonating the symbols that emerge with your inner felt experience”) en WEISER CORNELL, Ann. The Radical Acceptance of Everything. Living a focusing life. Berkeley, Calluna Press, 2005
8
OGDEN, Pat. Psicoterapia sensoriomotriz. Intervenciones para el trauma y el apego. Bilbao, Desclee De Brouwer, 2015
Publicado por: Revista Stellium, Jun. 2021.
Autor:
Graduado en educación, historiador de la música, especialista en método Montessori, músico y bailarín improvisador, entra en contacto con la Astrología, accidentalmente, en 2004. Desde entonces, se implica, tanto en programas formativos, como de forma autodidacta, con la milenaria disciplina, y esta se convierte en un lenguaje paralelo y coexistente para extraer sentido y coherencia de la realidad. Su comprensión astrológica bebe de la fascinación por el trabajo de Rudhyar, Arroyo, Huber, Carutti y Tarnas, entre otros.
Su carácter humanista y polifacético le llevan a explorar varias culturas, lenguas y tradiciones religiosas y espirituales; las diversas y recientes corrientes psicológicas y prácticas corporales, tanto deportivas, como expresivas y terapéuticas, que van integrándose progresivamente en su cosmovisión participativa.
Especialmente influenciado por experiencias personales y transpersonales a través de las Nuevas Constelaciones Familiares y la Respiración Holotrópica, empieza a ofrecer asesoramiento astrológico en 2018, que compagina con su trabajo pedagógico, dando seminarios de pedagogía, talleres de Danza Improvisada y clases de Audición Musical en la Universidad de Alicante.
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Revista Stellium nació en Junio de 2019 cuando un grupo de astrólogues decidieron fundar un espacio de diálogo y reflexión para las nuevas voces en astrología. Buscamos generar lazos de cooperación, solidaridad y contacto. Abrazamos todas las prácticas astrológicas que propongan rigurosidad en su estudio y cuidado humano en su interpretación.