Los Tránsitos de los Planetas

Tránsitos de Venus



Tránsitos a la Luna

Estos dos planetas poseen una afinidad natural muy fuerte. Son los más femeninos y los más nocturnos. Existe una gran superposición en su simbolismo. Juntos encarnan una energía que da, nutre, apoya y ama de manera incondicional. Por ello la Luna y Venus simbolizan el ideal de la maternidad. Venus, por sí sola, a veces representa una belleza superficial y frívola, como la que se ve a menudo en los medios. Cuando se añaden las energías de la Luna, esa belleza gana alma y profundidad. Además, las energías de ambos planetas pueden manifestarse a un nivel muy elevado y espiritual, aunque habitualmente actúan en el plano personal. Muchas de las grandes diosas madres de las religiones antiguas combinan estas energías. Isis, en particular, reúne los atributos de ambos. Es madre, hermana, esposa y amante al mismo tiempo. Esto deja claro que la combinación de estas energías no es débil sino extraordinariamente poderosa y, con frecuencia, se vive como algo mágico.

¿Pueden unirse de forma desafortunada? Sí. Si su energía combinada se hace demasiado fuerte, puede resultar asfixiante. Ocurre, por ejemplo, con mujeres que no permiten que sus hijos maduren emocionalmente y tratan de mantenerlos dependientes, sobre todo a los hijos varones. No obstante, este resultado no es típico de una combinación Luna-Venus intensa. Normalmente debe intervenir otra energía para producir esa distorsión.

Tránsitos a Mercurio

Aunque sus energías son muy distintas, resultan extremadamente compatibles. La energía de Mercurio se relaciona con la expresión de cualquier cosa de manera que pueda comunicarse. Venus simboliza la expresión del amor y de la creatividad. Por ello la energía de Mercurio es esencial para que la de Venus se manifieste. El abanico es amplio. Va desde decir a alguien «le quiero» hasta componer una obra maestra musical o de cualquier otra arte. Venus conecta con la armonía y la belleza. Mercurio permite que todo ello se exprese. Mercurio rige la mente y el intelecto. Bajo la influencia de Venus, ambos se orientan hacia la expresión del amor y de la creación artística.

Como los dos planetas actúan en el plano personal, ninguno exige al otro trabajar por encima de ese nivel. Por eso su combinación suele ser positiva y fácil de manejar. Solo existe una posible dificultad. Mercurio proporciona la disciplina necesaria para la comunicación; la facilita, no la impone. Venus, por su parte, tampoco se expresa necesariamente de manera disciplinada. Juntos pueden alumbrar una obra de arte magistral, pero también algo chillón y de mal gusto. Esa disciplina debe proceder de otro lugar. Sin embargo, aunque el resultado sea hortera, es probable que disfrute del proceso, incluso si los demás no lo aprecian.

Por último, ambos planetas pueden elevarse a niveles trascendentales al combinarse con otros. En esos niveles la unión indica exposición a la armonía divina y a la belleza suprema.

Tránsitos a Venus

Este ciclo dura aproximadamente un año. Venus es a la vez el planeta que transita y el planeta natal transitado, de modo que se trata de un ritmo anual que implica todo lo que Venus significa: amor, amistad, belleza, paz y armonía. Como Venus también es un planeta de deseo, este ciclo indica cambios en lo que desea y en la forma de desearlo. Ahora bien, el contenido concreto de su deseo dependerá de las demás energías que actúen durante los tránsitos de Venus a su Venus natal.

Recuerde sobre todo que Venus, al igual que la Luna y Mercurio, puede funcionar en niveles más altos. Venus representa no solo el amor y el afecto personales, sino también el amor divino. Venus no se limita a obtener lo que uno quiere; persigue la fusión completa con el otro, sea una persona o lo divino. Con todo, lo más habitual es que los tránsitos de Venus a Venus natal se manifiesten en un plano humano corriente.

Tránsitos al Sol

La combinación de las energías de Venus y del Sol natal tiene muchos matices y manifestaciones complejas. Venus opera en el plano personal, pero también se adapta al interpersonal y al trascendental. El Sol, en cambio, actúa simultáneamente en los tres. En el nivel más bajo simboliza un egotismo que busca glorificarse. En un plano algo más alto, aunque todavía personal, indica energía psicológica y física, además de la voluntad. En el nivel interpersonal representa un liderazgo que desea llevar sabiduría y claridad a todos. Es la energía del rey que se esfuerza por ser un padre para su pueblo. En el plano más elevado, el Sol es la conciencia universal. La mezcla de estos rasgos solares con los distintos niveles de Venus puede producir desde el egotismo autocomplaciente hasta la forma más alta de amor divino.

Otro matiz procede del hecho de que, en la antigüedad, el Sol—representado por el dios Apolo—era señor de las formas más elevadas de creatividad y estética. Venus comparte significados similares. Unida al Sol indica el deseo de crear armonía, belleza y perfección, según sea la visión de cada cual.

Tránsitos a Marte

De todas las posibles parejas planetarias, Venus y Marte—junto con el Sol y la Luna—son las más complementarias y, a la vez, las más opuestas. Venus representa amor, paz y armonía; Marte simboliza odio, conflicto y discordia. Podría parecer imposible que sus energías funcionen bien juntas. Este problema solo existe si se consideran las cualidades negativas o «maléficas» de Marte como sus verdaderos atributos. Afortunadamente, Marte tiene otra cara. En su dominio propio, el nivel colectivo o interpersonal, Marte protege y defiende a la sociedad de quienes pretenden destruirla. También protege a los débiles y a los oprimidos. Si suena al caballero de brillante armadura, es porque esa es una energía marciana. En el plano personal, Marte—junto con el Sol—representa la vitalidad básica y la energía de la vida. Esa faceta hace que combine a la perfección con Venus. Venus construye, crea y armoniza; Marte aporta la fuerza que lo hace posible.

En su nivel más primitivo, la unión Venus-Marte representa energía sexual cruda y erótica. En un plano superior, simboliza la forma más apasionada e intensa de amor. Dependiendo del entorno astrológico, la combinación puede señalar las uniones más poderosas entre lo masculino y lo femenino (independientemente del sexo físico) y también los peores actos de violencia dentro de las relaciones sexuales. Por fortuna, el nivel en que operan estas energías depende más de la sabiduría y la conciencia de los participantes que de factores puramente astrológicos. Dicho esto, conviene notar que los sextiles (60°) y los trígonos (120°) funcionan de modo más fluido y estable que los cuadrados (90°) y las oposiciones (180°). La conjunción (0°) puede inclinarse hacia cualquier lado, pero por sí sola representa la fusión más perfecta de ambas energías.

Tránsitos a Júpiter

En términos generales, este es uno de los tránsitos más fáciles y agradables que Venus puede hacer en su carta. Tradicionalmente, Venus se considera un planeta femenino y Júpiter, masculino. Aun así, funcionan muy bien juntos porque se parecen tanto como lo permite esa diferencia de género. Además, ambos se consideran «benéficos», es decir, que solo producen «bien». Esto no es del todo cierto, pues la combinación puede indicar falta de energía y exceso de indulgencia en actividades que, llevadas al extremo, resultan perjudiciales, como comer o beber demasiado. No obstante, al menos hace que la gente se sienta bien tanto física como emocionalmente.

Como Júpiter es un planeta «colectivo» y muy social, la energía de este tránsito le llevará a disfrutar de la compañía de los demás. También le permitirá trabajar con otros, ya sea individualmente o en grupo, de forma agradable y eficaz.

No es del todo correcto decir que la combinación sea intrínsecamente artística, pero sí aumenta el disfrute del arte, la música, la literatura o cualquier producto creativo. Además, le hará sentirse en paz y poco dispuesto a discutir. De hecho, si surge un conflicto, será sencillo resolverlo, tanto si usted es parte del problema como si le piden que medie entre otros.

Tránsitos a Saturno

La combinación de la energía de Venus y la de Saturno natal tiene un lado difícil, pero también uno positivo. Venus es un planeta personal, cómodo en el día a día. Saturno es un planeta colectivo o interpersonal cuyas energías subordinan el deseo y la voluntad personales a las necesidades del colectivo, representadas por la ley, las expectativas sociales o la visión de lo que es real según el grupo. Venus se considera un planeta caliente y húmedo; fomenta las relaciones y eleva el nivel de energía.

Saturno es un planeta frío y seco; su energía tiende a disminuir la vitalidad y a resaltar la separación más que la unión. No obstante, Saturno posee un nivel superior muy distinto de sus manifestaciones habituales. Ese Saturno elevado aparece cuando el individuo se retira de la sociedad convencional y su sistema de realidad para contemplar un sistema más alto y una verdad más profunda. Este lado de Saturno suele ir acompañado de disciplinas austeras y prácticas espirituales, razón por la que muchas figuras espirituales históricas desconfían de la sexualidad. Sin embargo, Venus también tiene un nivel superior: el principio del amor divino. Este Venus elevado y el Saturno superior son totalmente compatibles. Incluso el Saturno superior es compatible con los niveles ordinarios de Venus, pero requiere que la persona trascienda el típico «simplemente diga “no”» saturnino.

El lado hedonista de Venus choca con el deber y la austeridad de Saturno. Venus es una energía generalmente terrenal, mientras que Saturno puede ser un negador del placer o una fuerza trascendental ajena a este mundo. Las tensiones entre ambos son profundas. Aun así, pueden reconciliarse: unión del amor con el deber, formación de relaciones profundamente comprometidas y—en la astrología antigua y medieval—relación de ciertos aspectos Venus-Saturno con el matrimonio.

Una última nota: a diferencia de muchas otras combinaciones de Venus, aquí casi no existe tendencia a la autocomplacencia o a la falta de disciplina. De hecho, puede ocurrir lo contrario: demasiado deber y muy poco placer.

Tránsitos a Urano

Venus funciona muy bien en el plano personal, mientras que Urano es un planeta trascendental. Por ello, sus energías en el mundo cotidiano suelen ser disruptivas, repentinas o inesperadas. Aparecen aspectos de la vida poco convencionales que pueden resultar perturbadores. ¿Significa esto que la combinación sea siempre conflictiva? En absoluto. Cuando se manifiesta, la persona afectada debe atreverse a actuar de modo poco convencional y considerar un abanico más amplio de posibilidades. Urano no coopera con lo que se limita a seguir las expectativas y los patrones corrientes.

Venus rige el amor, la belleza y la armonía. Unida a Urano, el amor se expresa de formas inusuales y no siempre conforme a la tradición. En la amistad, la combinación señala acontecimientos inesperados o que surjan amistades con personas muy distintas de las habituales.

En cuanto a la belleza y la armonía, ambas aparecerán como algo novedoso, vanguardista y poco común. Muchos pueden no considerarlas bellas ni armónicas. A menudo, sin embargo, con el tiempo acaban aceptándose y se vuelven parte de la corriente principal; entonces dejan de ser uranianas. Las combinaciones Venus-Urano indican música y arte experimentales, así como relaciones innovadoras que tal vez luego se normalicen.

Respecto a los resultados imprevistos, poco puede hacerse salvo ser flexible. Cuanto más rígida sea la actitud y mayor la exigencia de que todo encaje en la tradición y las normas, más difícil será manejar cualquier contacto con Urano, y esto es especialmente cierto con Venus.

Tránsitos a Neptuno

Venus es un planeta personal que se mueve con soltura en el mundo diario de las relaciones. Neptuno, en cambio, parece no pertenecer del todo a este mundo; es quizá el más trascendental de los planetas trascendentales. Aun así, comparten mucho. Tanto que muchos astrólogos llaman a Neptuno la «octava superior» de Venus. Las dos energías tienen dos puntos en común. Primero, ambas conciernen al amor en general. Cuando Venus opera en su nivel más alto, sus energías se acercan mucho a las de Neptuno. Las dos representan el amor divino, ese amor que nutre el espíritu y concede perdón y misericordia a quien se desvía del camino. La energía de Venus es más humana y recuerda al amor incondicional de un padre. Neptuno concede un perdón igualmente incondicional. La principal diferencia es que Neptuno, al principio, resulta ajeno y su energía es incompatible con el ego humano. Pero incluso el perdón de la Venus elevada exige renunciar a los impulsos egoicos normales.

El segundo rasgo común es la conexión con la creatividad más elevada. Venus sin Neptuno indica a alguien cuya creatividad posee una excelente estética y belleza que encaja bien en el mundo material. Venus con Neptuno señala las más altas formas de actividad artística en literatura, pintura, escultura, música y poesía. Venus sin Neptuno es un artesano soberbio; con Neptuno es el artista sublime.

La principal dificultad es que juntas pueden resultar poco prácticas. Pueden indicar un amor desinteresado que intenta redimir al ser amado, aunque este solo se limite a recibir. O bien el ser amado puede responder creativamente y elevarse al nivel ofrecido. Pese a sus afinidades, el carácter alienígena de Neptuno a veces se mezcla mal con la energía venusina, que al fin y al cabo pertenece a este mundo.

Tránsitos a Plutón

Venus es un planeta personal cuya energía funciona bien en la realidad cotidiana. Plutón es un planeta trascendental que implica cambio lento, gradual e inevitable que se despliega por la propia naturaleza de lo que cambia. Así, cuando las placas tectónicas se mueven, la presión se acumula hasta que se libera repentinamente en un terremoto. En la vida personal, Plutón representa fuerzas de transformación inevitables. En los planos terrestre y humano, la energía plutoniana no debe subordinarse a fines egoístas. Este es el reto de la combinación Venus-Plutón.

Plutón no está especialmente ligado a la sexualidad por sí solo. Sin embargo, las fuerzas sexuales son una parte plutoniana dentro de nosotros. Unido a Venus, expone a cada cual al poder de la sexualidad. Ese poder nos cambia, nos hace evolucionar y, en última instancia, nos obliga a participar en las fuerzas de la vida y la muerte. Aunque suene dramático, esto no implica necesariamente un problema para Venus. Solo cuando el poder plutoniano se pervierte con fines egoístas la energía de Venus se corrompe. Sucede cuando la sexualidad se mezcla con el poder contra la voluntad de uno de los participantes, de modo que alguien es forzado para su perjuicio. Si la energía de Venus se une a la de Plutón de forma que juntas encarnen la fuerza vital, no hay problema.

Tránsitos a Quirón

Venus participa claramente de lo Húmedo. A diferencia de la Luna, su energía no hace que las cosas se fundan y pierdan identidad. Las combinaciones propias de Venus crean sistemas integrados formados por personas que se aman en una relación uno-a-uno o como miembros de un grupo, como una familia o un círculo de amigos. En este sentido la energía de Venus es muy compatible con la de Quirón, ya que ambas reúnen entidades separadas en nuevos conjuntos. La principal diferencia es que Quirón participa algo más de lo Seco que Venus. De hecho, el papel de Quirón en indicar trauma o desintegración de sistemas antes funcionales es una manifestación de lo Seco.

En la experiencia, Quirón como energía integradora opera a un nivel algo más consciente que Venus. El amor es un sentimiento, una sensación de conexión. Con Quirón se puede preguntar conscientemente por qué dos cosas deben integrarse. Con Venus simplemente se siente que así debe ser. En general, sus energías se combinan con gracia, salvo cuando formas de amor compulsivas anulan la percepción racional y unen a individuos que no pueden formar un vínculo integrador. De ahí que muchas relaciones amorosas personales no duren. Esta es también la diferencia entre enamorarse y sentir amor: no son lo mismo.


No todo el mundo experimenta la energía de estos tránsitos con igual intensidad. Para que sus efectos sean perceptibles, Quirón debe ocupar una posición fuerte en la carta. Estos son los criterios que aumentan su influencia:

  1. Quirón está cerca del Ascendente, Medio Cielo, Descendente o I.C. (los ángulos).
  2. Quirón forma aspectos estrechos y potentes con el Sol, la Luna o con otro planeta situado en un ángulo.
  3. Quirón forma muchos aspectos con distintos puntos de la carta, aparte de los mencionados.

Si ninguna de estas condiciones se cumple en su Quirón natal, el efecto de estos tránsitos será visible, pero poco intenso.

Tránsitos al Medio Cielo

Este es uno de los ciclos anuales notables de la carta. El ciclo completo de Venus al Medio Cielo natal dura, de media, un año, aunque cada uno puede variar varios meses. La naturaleza de Venus no se relaciona especialmente con los significados del Medio Cielo natal, salvo en quienes ejercen profesiones conectadas con la energía venusina. Entre ellas están todas las artes y, por extensión, cualquier campo que implique actuar en público. También abarca todo lo relacionado con la moda o el adorno—en ambos sexos, aunque algo más en mujeres—, las joyas y los objetos de latón, bronce o cobre. Por último, Venus puede señalar eventos y profesiones vinculadas a la horticultura, es decir, el cultivo de flores.

Para la mayoría, estos tránsitos tratan de las formas en que la energía venusina puede influir en carreras no vinculadas con Venus y de cómo afecta al estatus y la clase social. Sus efectos suelen ser agradables. Si existen problemas de relación, estos tránsitos pueden señalar momentos críticos en su desarrollo. Lo más habitual, sin embargo, es que favorezcan todo tipo de relaciones.

Tránsitos al Ascendente

Tanto Venus como el Ascendente representan conexiones entre nosotros, el entorno y las demás personas, por lo que no existe incompatibilidad natural entre sus significados. La diferencia principal es que Venus simboliza una energía que se manifiesta como cambios y procesos internos y en nuestras relaciones. El Ascendente y sus combinaciones indican las áreas de la vida donde puede aparecer esa energía.

El Ascendente también es el rostro que mostramos al mundo. Ese rostro puede ir desde una expresión auténtica de lo que uno es hasta una máscara superficial que exhibimos para que otros vean solo lo que queremos. En este sentido, el Ascendente y todo lo conectado con él representan la personalidad. Conviene recordar que la palabra latina de la que procede «personalidad» se refería originalmente a la máscara que llevaban los actores en el teatro romano, la persona. Dicho término deriva de un verbo que significa «sonar a través de». Así, en su manifestación más baja, el Ascendente es una ilusión o máscara tras la que nos escondemos y a través de la que mostramos solo ciertos aspectos.

Evidentemente, como Venus representa amor, belleza y armonía, toda combinación con el Ascendente señala nuestros esfuerzos por mostrarnos de la mejor manera posible. Sin embargo, el Ascendente también puede indicar qué energías recibimos del mundo. La «máscara» puede distorsionar en ambas direcciones.

A medida que Venus en tránsito forma todos los aspectos posibles al Ascendente natal, describe un ciclo completo de nuestras relaciones, especialmente las más cercanas, incluidas las amistades profundas y las relaciones amorosas íntimas.

Tránsitos a los Nodos Lunares

Los Nodos Lunares tratan de las conexiones y redes que nos unen a todos. Venus se ocupa del amor, el afecto y las relaciones. También rige la creatividad y el arte en todas sus formas. Por tanto, el significado general del ciclo anual de Venus a los Nodos Lunares natales consiste, ante todo, en proyectar la energía venusina al mundo para que influya en las redes en las que vive. En segundo lugar, esa energía regresa y le afecta. En tercero, usted incorpora los resultados y, con ellos, renueva el ciclo en el próximo tránsito de Venus conjuntando el Nodo Norte natal. La mayoría de estos tránsitos tiene un impacto fuerte solo durante uno o dos días, excepto en los años en que Venus retrocede y avanza sobre los mismos grados hasta tres veces. Si un tránsito coincide con ese periodo, su efecto será más perceptible.

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Acerca de Robert Hand

Robert Hand es uno de los astrólogos más conocidos y prestigiosos del mundo. Tiene un especial interés en las dimensiones filosóficas de la astrología y está muy dedicado a la programación informática. Actualmente trabaja en Arhat Media como editor, traductor y editor de antiguos escritos astrológicos. Rob Hand vive en Las Vegas, Nevada, EE. UU.

Rob se graduó con honores en historia en la Universidad de Brandeis y realizó estudios de posgrado en Historia de la Ciencia en Princeton. Comenzó a ejercer la astrología en 1972 y, a medida que tuvo éxito, empezó a viajar por todo el mundo como astrólogo profesional a tiempo completo. En 2013, la Universidad Católica de América le otorgó el título de doctor en filosofía (Ph. D.).


(Fuente de la imagen: Wikipedia, © CC 3.0)

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